El “Galpón dinámico” es un secreto a voces: un espacio de cocina que está abierto solo el fin de semana, con previa reserva telefónica y donde cada semana se encontrarán nuevos platos y propuestas tanto visuales como de sabores. Alina Astudillo es quien puso la mente y manos tras esta idea, algo que difunde por sus redes @cocinadinamica, tanto como sus clases y otras iniciativas. ¿Cómo empezó todo esto y de qué se trata?
Alina, primero, nos gustaría saber más de ti y tu historia previa al Galpón Dinámico
-Vengo del ámbito del arte y la cultura, del área creativa precisamente. Tengo harta experiencia en gestión de proyectos en Valparaíso. Tuve un restorán en Valparaíso hace un tiempo, que estaba en el pasaje Galvez que se llamaba “Gremio”, donde tenías cuatro salas de arte contemporáneo. Era un modelo para poder tener arte independiente en el espacio, entonces hice el restorán y bar como excusa. Eso fue como del 2001 y ahí estuve un tiempo en el área gastronómica y catering relacionado a la gestión de eventos. Y buscaba una plataforma para poder expresarme.
De a poco fui aprendiendo haciendo y creando, siempre fui buena para experimentar en la cocina, desde chica lo hice en mi casa.
Luego todo dio un vuelco cuando me fui a vivir a Limache y la pediatra del colegio dijo que podía enseñarle cocina a las mamás. Fue entonces que me metí en el mundo de la alimentación antroposófica que hoy practico y me cambió la vida. Encontré un sentido en esto y a partir de los conocimientos aprendí a hacer una línea gastronómica propia.
¿Podrías profundizar un poco más en este concepto que practicas?
-La antroposofía es una ciencia espiritual y que de alguna manera es como traer el mundo de Dios en el hombre con un método científico y de ahí se extienden un montón de saberes como la alimentación, que no alcanza a ser una rama tan grande para investigar, pero es ahí donde yo me he hecho camino. La idea es encontrar el bienestar integral de los seres humanos a través de estas prácticas.
Antes del Galpón Dinámico, ¿ya hacías clases de cocina?
-Sí, son cursos abiertos a todo público adulto. Tengo un curso base para entrar a los otros y así se va avanzando lo que la persona quiera. Esto lo tengo andando hace años.
Galpón dinámico
Por favor, cuéntanos de este espacio gastronómico que tienes en Lliu Lliu.
-Comenzamos en noviembre del 2019, y este emprendimiento está basado en los fundamentos de la alimentación antroposófica, como les mencionaba. No es 100% fundamentalista, pero sí generé una propuesta gastronómica según mi criterio, cuidando al ser humano en un sentido más íntegro.
Por otra parte, trabajo con agricultura limpia. Todas las semanas cambio el menú según estación, entonces hago que la persona se someta al restorán, que tengan una experiencia un poco “es lo que hay”. Porque me interesa no desechar mucha comida, no usar tanto congelado sino más frescas y con menos huella de carbono y las posibilidades de ingredientes dictan el menú. A la vez esto me permite estar en constante creación, que es lo que me gusta.
A la vez, tienes algunas actividades especiales con artistas locales entiendo.
-Sí, una vez al mes hago una actividad solo para mujeres. Por ejemplo la última vez hicimos retratos con una fotógrafa independiente, y así voy probando iniciativas y dando plataforma a músicos y artistas locales que no son visibilizados.
¿Qué es lo que aportas a la experiencia gastronómica de Lliu Lliu? En tus palabras
-Lo mío es una experiencia, es algo a lo que la gente va preparada. Tú entras a mi mundo, mi mundo, que tiene toda una propuesta.
¿Cómo crees que aportas a la gastronomía regional?
-No es un trabajo fácil, pues siempre hay que abrirse camino, es un trabajo boca a boca. Me he ido expandiendo de a poco. Pero veo hasta ahora que toda la gente se siente acogida y bien alimentada, que no se aburre de los alimentos porque son ricos. Me interesa proponer un juego con los sabores, colores, pero que no destruya ni al ser humano ni al proceso. Y lo que me importa mucho también es abarcar algo más allá de la comida, algo espiritual.
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