La iniciativa, impulsada por Wine Box Valparaíso, con la colaboración de ONG Valparaíso en Colores —miembro del Comité Ejecutivo de Valparaíso Creativo— permitirá la llegada de seis artistas muralistas neozelandeses entre agosto y marzo. El primero en participar fue Sean Duffel, quien ya pintó 6 obras en la ciudad.
Desde hace meses, la ONG Valparaíso en Colores viene trabajando en un intercambio artístico con Nueva Zelanda junto a distintas empresas e instituciones, principalmente Wine Box Valparaíso, que gestiona la llegada de seis artistas muralistas de ese país en el transcurso de un año.
El primero en aterrizar en Valparaíso fue Sean Duffel, muralista que dejó su huella con seis obras en la ciudad, la última de ellas en Balmaceda Arte Joven (BAJ). Con su estilo, trajo parte de la cultura neozelandesa al puerto, generando un diálogo visual con el entorno local.
Horacio Silva, director de la ONG y parte del Comité Ejecutivo de Valparaíso Creativo, señaló que “desde hace un tiempo estamos trabajando un intercambio artístico con Nueva Zelanda. Ha sido un proceso muy productivo, que nos ha permitido establecer conexiones con un país muy lejano, con una cultura muy diferente, pero unida por un concepto común: el arte”.
La experiencia en Valparaíso, según Sean Duffel
Conversamos con Sean Duffel sobre sobre su estadía en la ciudad y el significado de este intercambio.
¿Qué significa para ti haber venido a Valparaíso a crear estos murales y cómo ha sido tu experiencia trabajando en la ciudad puerto?
“Venir a otro continente y pasar dos meses en una ciudad que tiene tantas similitudes con mis ciudades natales (Wellington y Dunedin) ha sido fantástico. Geográfica, artística y culturalmente, como cualquier ciudad puerto, me hizo sentir en casa incluso antes de comenzar a explorar. Pintar en Valparaíso es inspirador y emocionante: muchas más personas interactúan conmigo mientras pinto, y eso siempre es divertido y enriquecedor. La pasión que la gente tiene aquí por la vida es refrescante; mi corazón se llena de alegría al ver arte en todas partes, escuchar música y canto en las noches. Esa energía me impulsó a ser más productivo de lo usual y logré realizar varios murales en poco tiempo”.

Tus obras dialogan con la identidad y el entorno local. ¿Qué elementos de Valparaíso te inspiraron en estas creaciones?
“Dos de mis murales tienen temática neozelandesa, para representar quién soy y de dónde vengo —uno de ellos pintado para un compatriota y dueño de Wine Box Hotel, quien inició este intercambio—, pero en otros incorporé aves chilenas dentro de mi marco orgánico de patrones y formas. Siempre busco traer naturaleza al espacio urbano: formas orgánicas, vegetación y curvas suaves en colores serenos. Esa conexión con la naturaleza es universal, sin importar dónde pinte. Además, he estado dibujando cada día, pero en este caso enfocándome en lo contrario: los edificios, los paisajes portuarios, y luego fusionando esas estructuras con mi estilo orgánico para crear algo completamente nuevo”.
Este intercambio conecta a Nueva Zelanda y Chile a través del muralismo. ¿Qué valor ves en este tipo de iniciativas para el desarrollo del arte urbano y las comunidades?
“Cualquier iniciativa que cruce culturas y genere polinización artística fortalece lazos y nos une como humanidad. Compartimos la misma tierra y hay demasiada división y conflictos innecesarios. El arte es un conector poderoso entre culturas, ya sea pintura, música, danza o poesía. Por eso, más intercambios deberían crearse, apoyarse y difundirse. Espero que surjan más en el futuro, y sin duda volveré el próximo año porque me he enamorado de esta ciudad y de su gente”.
Valparaíso en Colores: arte con impacto comunitario
Valparaíso en Colores no solo impulsa la llegada de muralistas internacionales, sino que desde 2010 desarrolla un trabajo que combina arte, regeneración urbana y participación comunitaria. Ese año la organización marcó un hito con la realización del mural más grande y alto de Valparaíso y del país, y desde entonces ha seguido expandiendo su propuesta.
Más que un proyecto artístico, es un movimiento que busca revitalizar los barrios y despertar la organización vecinal en torno a la recuperación de sus espacios. El aporte de áreas verdes, la limpieza y el orden son elementos que, junto con la pintura mural, devuelven vitalidad y sentido de pertenencia a comunidades muchas veces paralizadas por la falta de oportunidades.
“Nuestro proyecto no es artístico-céntrico, es decir, no llegamos, pintamos y nos vamos. Nuestra idea es despertar a las comunidades dormidas y plantearles que existe la posibilidad de devolver a su hábitat la vitalidad que quizás tuvo hace décadas, pero con elementos positivos de la actualidad”, explica la ONG en su declaración de principios.
A lo largo de más de veinte años, Valparaíso en Colores ha propiciado un desencierro del arte, llevándolo directamente a la vida de los barrios como motor de progreso y cohesión social.











