Estreno en Sala Negra UV: Danza y territorio se conjugan en “Hay una roca que aflora” 

Proyecto financiado por el Fondo Nacional de Fomento y Desarrollo de las Artes Escénicas, Convocatoria 2025.

El viernes 21 y sábado 22 de noviembre, a las 19:00 horas, son las primeras funciones de la temporada de estreno de “HAY UNA ROCA QUE AFLORA”, obra de danza contemporánea que elabora una conexión profunda con la Provincia del Marga Marga, abordando su geología compleja, los cerros y el estero. 

Sala Negra Juan Barattini Carvelli, de la Escuela de Teatro UV, será el lugar de encuentro donde se estrena esta pieza, ubicada en Avenida Brasil 1647, Valparaíso. 

Las reservas se deben hacer en el formulario disponible en el Instagram @escuelateatrouv y habrá más información de las funciones en la cuenta @hayunarocaqueaflora. Proyecto financiado por el Fondo Nacional de Fomento y Desarrollo de las Artes Escénicas, Convocatoria 2025. 

EQUIPO

La obra cuenta con un equipo interdisciplinar, donde la Creación escénica está a cargo de Carolina Cifras; Asesoría geológica de Constanza Urresty; Creación e interpretación de Laura Corona y Lucía P. Vivas; Creación sonora de Rodrigo Rojas; Producción de Ana Cosmelli; Realización textil de Mayra Olivares; Diseño de iluminación de Marcelo Arancibia; Diseño Gráfico de Carla Vaccaro; Comunicaciones de Marcela Landeros; y Registro audiovisual y fotográfico de Mario Contreras. 

Constanza Urresty, quien realizó la Asesoría geológica, comparte: “Mi profesión es la geología, y en ese camino he ido ampliando mis ámbitos disciplinares a la geografía y al estudio de los sistemas socio-ecológicos. En este caso, la conexión con las artes escénicas surge por el interés del equipo en indagar sobre los procesos que dan vida a los cerros y al territorio que habitamos. Esto último fue también una de las principales conexiones, ya que todas recorremos y habitamos el mismo territorio en nuestro cotidiano, nos sentimos, de diferentes formas, conectadas con los cerros que nos rodean y nos cuidan”. 

La asesoría “principalmente consistió en conversaciones, preguntas y reflexiones grupales. Miramos mapas, caminamos por algunos cerros, observamos y tocamos rocas, suelos, plantas y colores. Me encanta compartir con personas que exploran su relación con los cerros, con las montañas y la naturaleza en general, no tanto desde la cabeza y el conocimiento científico, sino desde diferentes formas de percepción. En este caso, el movimiento y las experiencias sensibles son maneras de aprender y ser parte del mundo, lo cual me parece súper necesario y hasta un alivio en estos tiempos en que tendemos a sobrecargarnos de información desde la racionalidad”. 

Laura Corona, intérprete, destaca: “Para mí lo más importante de esta experiencia ha sido el encuentro, la posibilidad de trabajar con compañeras y amigas de la Danza, que después de mucho tiempo de construir cada una un camino en las artes escénicas, confluimos habitando un mismo territorio”. 

Durante el proceso creativo hemos podido compartir nuestras propuestas e ideologías en torno al trabajo que cada una viene caminando… con esa información, viva en nuestros cuerpos, salimos a recorrer los cerros de nuestro entorno, con la intención de perdernos en el misterio infinito de las quebradas y las cumbres, y de recolectar las distintas experiencias que acontecen en la práctica de la deriva. Ha sido un bello encuentro, edificado desde la confianza y el respeto, un proceso lleno de escucha…escucha hacia el entorno, hacia grupo y hacia cada una de nosotras”. 

Lucía P. Vivas, intérprete, señala: “Las derivas, estas caminatas que hemos hecho a los cerros, a la Huinca, a la falda de la Campana, al Imán… son el material primordial. Y luego desde allí cada una pone su archivo, sus lenguajes acuerpados a disposición. En mi caso, he tratado de resignificar la práctica de danzas de los sures, danzas antiguas, vivas y presentes, para ponerlas en diálogo con lo que la creación ha ido pidiendo. Pero antes de esto, junto con las caminatas, fue fundamental ese placer del reencuentro con Laura, que permitió un ambiente muy gozoso para la improvisación, el juego y las exploraciones que Carolina nos fue proponiendo”. 

Esta creación me mueve y al mismo tiempo me vuelve sedimento del cerro. Primero caminando y subiendo y bajando, sudando en los senderos. Y ahora bailando y jugando con el archivo compartido que tenemos de nuestras derivas al cerro. Alimenta de forma muy hermosa el vivir entre los cerros del Estero, alimenta ese cariño y el cuidado que con el viene”. 

Ana Cosmelli, encargada de Producción, detalla: “Es interesante y desafiante realizar una primera temporada que es itinerante, con ocho funciones en distintos espacios, lo que supone conversaciones, ajustes, diálogos con distintos universos, considerando que cada lugar tiene sus propias naturalezas y leyes, como si replicáramos en la producción el mismo gesto que hacemos en las derivas por el cerro”. 

“Pienso que -como en todo proyecto- la Producción tiene que ser capaz de tender puentes entre las áreas y favorecer la comunicación fluida entre ellas; particularmente aquí, donde la obra tiene que ser capaz de dialogar y adaptarse a espacios muy diversos, donde algunos son plazas, otros son puntos de reunión y otros están diseñados para las Artes Escénicas. Es una producción que se entrelaza con el mismo ánimo del proyecto y su proceso creativo: debe mantenerse dúctil y despierta para abordar con flexibilidad los distintos escenarios por donde la misma obra irá haciendo sus derivas”. 

Marcela Landeros, encargada de Comunicaciones, considera que “el trabajo comunicacional ha sido un desafío creativo orientado a conectar la esencia artística del proyecto con públicos diversos, especialmente aquellos menos habituados a vivir experiencias artísticas. Las comunicaciones del proyecto se distinguen por su enfoque colaborativo con medios locales y su propósito territorial: compartir danza con diversas comunidades”. 

“Ser parte del equipo es un orgullo y continuidad profesional; una experiencia enriquecedora que permite conectar el proceso creativo con el público desde una mirada comunicacional y sensible. Destaco el valor de la difusión cultural como un componente esencial en las artes y agradezco la confianza del equipo, reivindicando el rol de las comunicaciones como una labor al servicio de las artes, las culturas, las comunidades, realizada de manera colectiva”, cierra Marcela. 

COORDENADAS

HAY UNA ROCA QUE AFLORA 

21 y 22 de noviembre a las 19:00 horas. 

Sala Negra Juan Barattini Carvelli. Avenida Brasil 1647, Valparaíso. 

Reservas en @escuelateatrouv 

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