Nicolás Salvador Venegas es concertista de guitarra clásica y este año ganó un gran reconocimiento: recibió la medalla de Oro en las Olimpiadas de Guitarra, que se llevaron a cabo en Grecia este 2024. Esto es algo inédito para Chile, donde además el universo de la guitarra y las competencias puede ser más bien underground.
¿Cómo es dedicarse al área de las competiciones internacionales? ¿Qué son estas Olimpiadas? Desde San Antonio, Nicolás Salvador viajó a Valparaíso para presentar hace unas semanas en Árbol de Canciones, donde fuimos a verlo y a conversar sobre estos temas y conocer más de su vida y carrera.
Nicolás, como músico dedicado a la guitarra, también ha impulsado una academia llamada Amadeus, desde donde enseña y acompaña en diversas disciplinas asociadas a la música y su interpretación. Nacido en Cartagena, hoy está dedicado a aportar a artistas del territorio y visibilizar su expertise en Chile y el mundo.
Te invitamos a conocerlo:
Nicolás, este año ganaste la medalla de Oro en las Olimpiadas de Guitarra, que se realizaron en Grecia, ¿de qué manera se visibiliza y traduce eso en Chile?
– Nicolás: Yo había obtenido premios antes ya que me dedico a competir, pero nunca un primer lugar ni algo tan grande, y hubo una respuesta inmediata de la gente. Previo a llegar a Chile, ya me estaban llamando, con felicitaciones, invitaciones… y eso decanta en nuevas redes y oportunidades.
Una de esas ha sido acercarme al Seremi de la Cultura, las Artes y el Patrimonio mediante, por ejemplo, mi presentación en Árbol de Canciones del Centex. También se visibiliza en un vínculo con el Gobierno Regional, quienes me apoyaron con el viaje y seguiremos en una alianza. Ellos creyeron en mí. Y espero que se sigan dando cosas, ya que han surgido conversaciones.
Eso quería profundizar, ¿en qué se traduce concretamente el reconocimiento de las Olimpiadas y tu medalla de Oro?
– Nicolás: La Olimpiada otorga una gira para el próximo año, esto será en distintos lugares donde se trabaja el World Guitar Day, en 130 países, pero no sé si iré a todos, lo que me permitirá presentar en muchos lugares.
Otra parte el reconocimiento es a través del Ministerio, quienes me apoyarán para representar a Chile en esta gira, conectándome con los consulados, y ver si se pueden realizar conciertos para la comunidad chilena. Como decía a esto se suma el apoyo del Gobierno Regional, y a otras conversaciones u oportunidades que se irán abriendo con el tiempo.
Las Olimpiadas de Guitarra son una novedad para muchos y muchas. Cuéntanos un poco más de este “mundo”.
– Nicolás: El mundo de la guitarra clásica de competencia es bien oculto, los concertistas somos casi los únicos que sabemos de ella y varios chilenos han ganado concursos, porque hay guitarristas nacionales que tienen un grandísimo nivel, con carreras internacionales y no han tenido la oportunidad de ser reconocidos en Chile.
El tema de las Olimpiadas, por la cantidad de países involucrados y la cantidad de gente, tuvo un impacto sumamente grande como decía, ya que se viralizó solo, pero normalmente la música de conciertos no llega al público y eso fue lo más lo bonito, que la gente que no está involucrada con la música clásica y mucho menos con la guitarra de concierto, se han sentido orgullosos de este logro.
¿Y en San Antonio, donde vives, cómo fue?
– Nicolás: Se sienten orgullosos de que un sanantonino, una persona que venga de provincia sin mucho apoyo, haya logrado esto. Acá me recibió la Ministra, y bueno, se han dado este tipo de cosas que permiten dar cabida a la guitarra y ahora que muchos más se han enterado de esto de las Olimpiadas, espero que vayan muchos chilenos en la próxima para que mantengamos el honor.
Yo no sé si seguiré participando, porque ya quiero detenerme un poco, pero sí voy a expresar mi arte por distintos lugares.
Cuéntanos sobre vivir del arte en el territorio que habitas. ¿Cómo es la vida de un músico como tú en San Antonio? Que además perteneces al mundo de la guitarra.
– Nicolás: En lo que es la música, como en muchos lugares del mundo, es bien cerrado. Hasta en Europa te vas a encontrar con trabas, hay que darse a conocer y muchas veces los espacios no acompañan eso. Participé en distintos eventos de municipios o conciertos, pero sí, hay pocos espacios y somos contados los concertistas en la zona. En general, la música de concierto queda un poquito de lado en las programaciones. Es un gran desafío mantenerse generando instancias y comunicando lo que uno hace.
Dedicarse a la música no es tarea fácil. ¿Cómo nació en ti esta inquietud, esta pasión y de qué manera fuiste creciendo?
– Nicolás: Comenzó muy de pequeño. Fue algo familiar, ya que mi padre es músico. Curiosamente, él no me impulsó en la guitarra. Todo empezó por mi hermana, que llegó tocando una canción de Pink Floyd cuando yo tenía cinco años y me rayé. Un fin de semana me enseñó, yo poco podía tocar, además era la guitarra de mi viejo, que gigante. Ese fue el inicio de mi interés.
Posteriormente profundicé en el folclore, entrando a un proyecto apadrinado por Margot Loyola, porque un profesor del colegio pertenecía a su grupo folclórico. Ahí nace el nexo y surge la opción de ir a montar una presentación bajo la tutela de la maestra, lo que fue invaluable.
Luego estuve trabajando con Barroco Andino, agrupación musical que nace en los 70. Dentro de ese contexto empiezo a interpretar charango, y este instrumento me llevó a tocar en un festival que se llamaba Guitarra de América. Todo esto a los quince años, aproximadamente. Y gané una beca para estudiar en Cuba, llegando a la Escuela Nacional de Música, donde pude tocar con la Sinfónica Nacional de Cuba.
Al regresar a Chile seguí formándome, me fui a la Universidad de Chile y en adelante emprendí mi rumbo competitivo, y estoy en estas competencias desde el 2016.
Ahí quería detenerme: ¿cómo se abre esta puerta a las competiciones? No todos en la música se dedican a eso, ¿cómo es?
– Nicolás: Es complejo, en el sentido que muchos concursos piden una preselección. Entonces, puedes postular, pero no necesariamente vas a quedar. Normalmente en estos concursos quedan entre 30 a 40 guitarristas del mundo y de ahí vienen varias etapas según la instancia.
En el caso de las Olimpiadas, fue diferente. Había más de 200 competidores de 135 países del mundo. Jamás pensé que tenía la chance de quedar y menos después de competir. De estas competiciones muchas veces salen giras y eso me ha permitido tocar en países como Suecia, España, Uruguay y este año me han invitado a varias otras fechas en Europa.
¿Cómo te vinculas a la música hoy en día? Ya que no te dedicas solo a competir.
– Nicolás: Creé una academia llamada Amadeus en San Antonio, dedicada exclusivamente a la música. Hoy somos casi 100 estudiantes y 7 profesores y ha sido un bello aporte al arte en esta zona, donde no existen otras iniciativas similares. Creo que esto es una esperanza para el territorio.
Yo vengo de una zona bien humilde de Cartagena, Costa Sur, así que es bello que la gente de mi localidad vea que no siempre tiene que ser la única opción el fútbol o las carreras tradicionales. A veces, el teatro, la literatura, la poesía, la pintura, tambien pueden abrir puertas. No es fácil y hay varias derrotas de por medio. Yo perdí muchas veces, me preparaba durante meses, llegaba a la competencia, y ni siquiera pasaba la primera etapa. Pero el que persevera lo puede lograr, hay que tener paciencia.
En un tono más personal, ¿qué te ocurre con la música que decides tomar este camino?
– Nicolás: La verdad es que es bien curioso, porque la principio estudié dos carreras medicina y música. Los primeros años era posible, porque en música había pocas asignaturas. Me encanta la medicina y la ciencia, pero con el tiempo no me vi en un box atendiendo toda mi vida, y aunque muchas veces la vida del arte es compleja, me atreví. A mi familia no les gustó, pero fue una bella decisión.
Siempre me he sentido ligado a la música, es mi lenguaje, siento que la parte composicional e interpretativa me da una sensación de bienestar. El transmitir con notas y no con palabras genera una conexión muy grande, es complejo lograr comunicar realmente lo que significa una pieza. La verdad es un desafío súper bello, que tiene tanto un aspecto técnico como sentimental.
Para mí la música ha sido un pilar fundamental, y he generado lindos nexos con gente de otros lados, he tenido la suerte de poder conocer grandes músicos. A pesar de que la música es complicada, y muchas veces frustrante, creo que es también una gran maestra para poder perseverar en ella. Además me une con mi padre, con los amigos de mi padre, con mis grandes amigos.
Además de eso, ¿cómo se viene tu agenda para el 2025?
– Tengo la gira del World Guitar Day y algunos conciertos en San Antonio, en Córdoba, presentaciones en Francia, España y Alemania. Posteriormente vuelvo a una gira nacional, que también está patrocinada por el Ministerio, y después de eso iría a otro festival en Ecuador y otro en México. Un extenso calendario.
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