Comenzando su ideación en el 2013, Una casa de cartón ya lleva nueve años trabajando formalmente como editorial y librería desde Limache. Se encuentra ubicada en Fundación Lumbre (República 966), un espacio que tiene un co-work, también un café y una casa de oficios donde se imparten distintos talleres y exposiciones, entre otras expresiones artísticas.
Una casa de cartón lleva varios años acercando la lectura y distintos mundos imaginarios, ficticios y reales, a través de las letras y de las imágenes, a la gente de distintas edades. Hacen actividades y promueven un catálogo que está enfocado en autores locales, editoriales nacionales, con mucha literatura infantil y poesía, con una gran variedad de libros a su haber.
A través de los años han podido, de manera paulatina, ir desarrollando diversos proyectos literarios y han aportado con sus propios títulos a la escena literaria nacional. Conformado por Karima Maluk, socia fundadora, y su pareja, conversamos con ella compartiendo un café en Casa Lumbre y recorrimos sus libros.

Hablamos sobre el quehacer editorial desde un lugar descentralizado como Limache. ¿Cuáles son las inquietudes? ¿Cómo es que llegan a vivir acá, ya que no son originarios de Limache, con su familia? ¿Cómo sostener un proyecto de esta envergadura, que requiere no solo de una presencia diaria, sino también visitar ferias nacionales e internacionales? Han propiciado y gestionado ferias locales, como el festival de Literatura Infantil Libreleo, y también la Feria del Libro de Limache, en la que han participado los años que se ha gestionado.
Sin duda, su trayectoria avala y nos abre un mundo de preguntas, ya que cuentan con un trabajo muy cuidado, enfocado en el diseño y en lo gráfico, dispuestos a aprovechar distintos formatos. Todo esto quisimos abordarlo en entrevista con Valparaíso Creativo.
Karima, comenzando por ti y tus propias inquietudes, ¿cómo nace tu relación con el diseño? ¿De qué manera llegó a ti, de joven o ya al crecer?
– Karima Maluk: En realidad toda mi trayectoria ha sido muy como que ha ido llegando, se ha ido dando. De niña, yo no sabía muy bien qué quería hacer, pero siempre tenía un interés en lo humanista y en lo más artístico, pero estaba al medio. Así que me metí al diseño gráfico y me encantó.
Cuando estudié, siempre como que noté que la parte que más me interesaba estaba vinculada más al área cultural. De hecho, para mi tesis hicimos una imagen en conjunto con el Festival de Cine Viña del Mar en ese entonces, creando una propuesta. Ahí fui notando esta inquietud, de conceptualizar ideas en torno a esos gustos. Y eso lo fui desarrollando en mis estudios.
Entiendo que resides en Limache desde hace varios años, pero no eres originaria de acá, sino que de Viña del Mar, luego migraste a Europa y desde allá regresaste a este territorio. ¿Me cuentas un poco más de ese camino?
– Karima Maluk: Con mi pareja estudiamos afuera, nos especializamos, por lo que debíamos regresar debido a las becas. Estuvimos analizando dónde vivir, buscando ambientes más acogedores y que se adaptaran al sistema educativo que había experimentado mi hijo hasta ese entonces. En verdad, fueron varios factores los que nos impulsaron a volver, pero en Viña del Mar el ritmo es distinto al que buscábamos. Pensábamos que Limache tenía un buen ambiente como para llegar después de tantos cambios y fue súper buena decisión la verdad.
Sobre esto mismo: ¿cómo ha sido vivir estos años aquí? Desarrollarse aquí también desde la cultura, ¿cómo ha sido esa experiencia?
– Karima Maluk: Ha sido desafiante y difícil. No teníamos nada al llegar, ni contactos, por lo que de a poco comenzamos a participar, buscar y ver qué sucedía en cuanto al ámbito cultural aquí. En ese momento ocurrieron ciertas sinergias, como la activación de Fundación Lumbre, así que en ese sentido era un lugar donde había y hay mucho por hacer y por poder desarrollar desde nuestras áreas, la literatura y el diseño como con Una casa de cartón. Creo que eso nos sorprendió, pues veníamos de Madrid donde el ambiente es muchísimo más movido, pero a la vez nos motivó a crear.
¿Cómo ha sido, a través de los años, ir desarrollando públicos y a la vez siendo habitantes de la comuna?
– Karima Maluk: Nosotros encontramos un público bien motivado en su momento, en especial en la relación de la literatura con la infancia, con actividades para la infancia, como cuentacuentos, o los festivales que hemos hecho como Libre Leo y con ellos hemos continuado. Ese es un público más difícil al que llegar, pero que nos interesa mucho y vamos paso a paso.
Desde la experiencia en eventos, por ejemplo, me da la sensación de que el público llega más cuando se trata de actividades literarias para adultos, así que siempre ha sido un desafío como ir generando ese público, generando lectores, ya que es un espacio donde no están instaladas esas actividades culturales, por lo tanto, no hay como una familiaridad ante esos eventos. Siempre cuesta que las personas se acerquen, hay un interés que aún hay que cautivar en lo presencial, en especial después de la pandemia que cambio tanto las formas.

Una casa de cartón es un proyecto de librería y también editorial, ¿cómo se fue desarrollando?
– Karima Maluk: Ambas cosas se desarrollan en paralelo, pero de distintas formas. Cuando volvimos a Chile en el 2013, yo tenía un proyecto de libro y necesitaba encontrar una editorial, pero no conocía a nadie, y me puse a buscar por aquí y por allá. No encontré nada que se adecuara a lo que tenía en mente.
Eso se combinó con que veníamos con la influencia de los Indignados en España, pero tomando aquella idea de tener la intención de hacer todo de manera más local, porque desde un lugar pequeño se pueden generar múltiples cosas y por lo mismo, queríamos imprimir en Limache. Nos fuimos dando cuenta que no estaban las condiciones y eso activó a que dijéramos, “hagamos nuestra propia editorial”. Como yo era diseñadora, tenía herramientas técnicas, y mi pareja tiene estudios literarios, así que partimos para darle cabida a ese proyecto personal.
¿Y en cuanto a la librería? ¿Cómo fue ese proceso?
– KM: Como familia y como personas íbamos siempre a librerías, a bibliotecas, y eso en Limache no andaba muy bien en el momento que llegamos, aunque ahora ha ido cambiando. No había mucha apertura a la comunidad y en ese contexto, vimos un Fondo del Libro con foco en librerías para comunas que no tuvieran. Fue entonces que nos motivamos, con la idea de hacer un espacio donde se pudiera tener acceso a libros más allá del foco comercial, que existiese una mediación y nosotros tener los libros que necesitábamos. Formulamos el proyecto con mucho esfuerzo y nos lo adjudicamos.
Desde el 2013 a que todo – editorial y librería – estuvo en pie llegó el 2016, cuando llegan dos autores que conocimos acá con sus proyectos, abriendo la editorial y a la vez surge la Fundación Lumbre como espacio físico, lo que nos permite tener un local. Fue una sincronía.
Es sin duda un desafío hasta el día de hoy, el hacer sostenible la librería, aún teniendo un público fiel y la oportunidad de formular proyectos y adjudicarnos fondos, ya que somos de pequeña escala y tenemos un catálogo específico, pero siempre estamos dispuestos a buscar libros y nuevas instancias para nuestros lectores.
Como lectora, ¿qué piensas de cómo vivimos la relación con la literatura como sociedad? Lo que se mezcla con tu experiencia en Una casa de cartón.
– KM: Es súper complejo eso, porque cada vez hay más editoriales independientes, más libros, y hay una lógica como de “la novedad”. Se dice que hay una crisis en el ecosistema del libro por todo eso, además del desafío de “competir” con las pantallas…
Pero en contraste a eso, como lectora, por ejemplo, al lugar donde vamos, o de vacaciones, siempre pasamos por la librería en familia. Pienso que sí hay personas muy amantes de los libros y que ese es un lugar donde puedes encontrar el goce en todos los sentidos. Me quedo con eso.

¿Qué es lo que buscan transmitir con ambos formatos de Una casa de cartón? ¿Cómo podrías describirlo?
– KM: La editorial tiene como objetivo ser un espacio que acoge principalmente obras de talentos locales, ya sean autores, autoras e ilustradoras. Estamos trabajando harto con literatura infantil, con la idea de dar difusión a esos autores que quizás no llegan a tenerla, a nivel nacional e internacional.
Un ejemplo es la autora local Rina Letelier, a la que le sacamos un libro, “Caracol no tiene casa”. Buscamos que esté en todas las librerías y las bibliotecas también. Nosotros tenemos una distribuidora y nos garantiza que los libros van a estar disponibles. También podemos ir a colegios o hacer donaciones a bibliotecas. Ese libro en particular fue traducido al coreano, y ahora los niños de Corea del Sur pueden disfrutar de una lectura de una autora chilena.
Eso es lo que buscamos, generar un movimiento de impacto social y creativo, para que personas que tienen la motivación y que son profesionales del área puedan desarrollar su trabajo desde un lugar tan pequeño como Limache. Armar una comunidad que colabore entre sí para logar promovernos y hacer crecer este mundo.
Finalmente queremos proponer un catálogo más enfocado en literatura infantil, abiertos a propuestas e intereses de distintos géneros. Siempre estamos atentos a lo que dicen nuestros lectores en la librería.
¿Cómo visualizan este año 2025?
– KM: Tenemos un libro que está casi por salir, que es de una autora local que se llama Marín Delgob, estamos en plena producción, pronto a enviarlo a imprenta. En marzo me toca ir en la delegación oficial del Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio a la Feria del Libro de Bolonia, donde también participamos desde acciones colectivas con Clic Editoras, un colectivo al que pertenecemos como editorial. Esta sería mi cuarta vez en esta instancia que es muy valiosa.
Esto último es súper importante porque visibiliza la obra de autoras regionales, dando a conocer nuestro catálogo. Allá difundimos nuestros libros entre editores interesados a publicarlo en el extranjero. Además es una feria donde tú aprendes mucho para tu propia labor editorial.
¿Qué se necesita para acercarse a ustedes? En el caso de autores o ilustradores locales que tengan esa inquietud.
– KM: El primer requisito es la paciencia, porque nosotros trabajamos mínimo un año por libro. Nosotros seguimos nuestra línea editorial y generamos colaborativamente también el libro con los autores, si hay cosas que arreglar lo vemos en conjunto, es un trabajo entre autores y la editorial que requiere tiempo.

Así que lo primero, poder conocernos en persona ojalá y estar abierto a que nosotros podamos proponer ideas con tal de salir con el mejor libro posible para todos, y eso es parte del rol del editor. Nuestra prioridad sí está en los autores locales, regionales o de otras regiones del país, con un enfoque descentralizado.
Finalmente, ¿qué significa para ti la literatura?
– KM: La lectura a partir de la primera infancia es un vínculo, es apego. Siempre hay una persona adulta que está leyendo y es un acto de mucho amor, leerle un libro a un pequeñito o una pequeñita antes de dormir, por ejemplo, en cualquier momento del día. Ha sido una tradición y así se ha mantenido vivo el relato durante nuestra historia.
Ese primer momento de vínculo amoroso después abre otros mundos infinitos, que permiten – sin moverse físicamente – explorar y disparar la imaginación, entender mejor el mundo, te dan compañía, en el fondo eso es bienestar. Y te sirven como herramienta para desenvolverte en los más diversos ámbitos.
Recuerda visitar las redes sociales y página web de Una casa de cartón.