Por: Valentinne Rudolphy

Andrés Jullian es originario de Santiago pero vive en Las Cruces hace ya 35 años. Todo ese tiempo, se ha dedicado a lo mismo: la ilustración, en especial la de flora y fauna chilena. Su trayectoria lo ha llevado a viajar por diversas partes del país y a conocer muchísimas especies – además de participar en innumerables publicaciones.

Se le denomina el más importante ilustrador de naturaleza en Chile, habiendo participado en innumerables proyectos desde los años setentas. Fuimos a su casa de Las Cruces a conocerlo y saber más de su historia y visión del territorio:

¿Qué es lo que más te gusta de acá, del Litoral?

-Lo que más me gusta de acá es el mar. Me trajo mi señora. Nosotros vivíamos en Santiago, y ella me dijo que nos viniéramos, lo que a mí me dio terror. Pero algo pasó que empezó a salir más trabajo de lo normal y todo se dio.

¿Qué te llevó a trabajar con la ilustración?

-De chico me gustaba dibujar, pero empecé con la ilustración al tener el contacto con una revista que se llamaba Expedición a Chile, cerca del año 1974. Entré a trabajar ahí, a aprender de la ilustración, ya que ahí había un taller de arte de ilustradores de naturaleza.

¿Qué significa para ti la ilustración hoy en día?

-Hoy estoy contento porque hay un repunte de la ilustración, hay muchas ilustradoras sobre todo, de buen nivel, y se ha ido enfocando a un punto de vista más de difusión que algo solo científico, que era más rígido y con más normas para que se usaran en las publicaciones. Pero hoy hay más ganas de difundir la naturaleza, o tiene usos más decorativos.

Leía que tu trabajo te llevó a viajar a distintas partes… 

-Antes de ser ilustrador, trabajaba como fotógrafo y me conseguí un viaje a la Antártida como fotógrafo del Instituto Antártico Chileno, me tocó ir varias veces desde Punta Arenas y ahí hice un montón de fotografías e hice acuarelas que fui a vender a la revista Expedición a Chile, de esa manera comencé. Trabajando ya en la revista me hice amigo de Juan Carlos Castilla, un biólogo marino y Premio Nacional de Ciencias 2010, con quien empecé a trabajar ayudándolo en terreno haciendo ciertas labores. Él presentó un proyecto en la Antártida, donde me tocó ir como 10 años seguidos durante un mes en verano, haciendo investigaciones. Bueno, así que me tocó ir a varias partes, recorrimos casi todo Chile.

¿Cómo te relacionas tú con la “creación” en cuanto a la ilustración?

-La ilustración, para mí punto de vista, no tiene nada de creativo, es un oficio que uno lo hace por encargo. Toda mi vida trabajé de ese modo, en este caso, con la naturaleza y, por otra parte, ilustrando textos y libros. La ilustración tiene dos caminos que yo recorrí al menos. Ahora ya logré una cierta independencia y ahora hago mis propias cosas, mis libros, aprendí el oficio de armar un libro y eso lo apliqué. Hoy tengo unos 8 libros que he hecho de esta manera independiente, y ahí hay más creatividad.

¿Cómo ha sido entonces la relación en este sentido con tu creación independiente?

-Empezamos un trabajo con la comunidad de El Tabo, donde se buscaba la identidad de la comuna. Eso es difícil, es un territorio particular que está como desmembrado. En torno a esto hice dos libros, observando la naturaleza de la comuna. Después de eso vino un documental. Ahí seguía gestando un libro de pájaros cuando terminamos de trabajar con la municipalidad, pero no quise detenerme y me las di de escritor e hice el libro.

¿Cómo describirías tu relación con tu territorio?

-Soy crucino y me siento muy acogido desde que llegué, a otra parte, no donde vivo ahora. Hoy, por así decirlo, me relaciono con la intelectualidad de Las Cruces, más que nada, no exclusivamente. Aquí tú encuentras poetas y escritores por todas partes, hay muchos artistas.

Volviendo un poco atrás, estudiaste arquitectura, pero hacías fotografías, ¿qué te inquietaba?

-Entré a la carrera, pero nunca quise ser arquitecto. Uno a esa edad no tiene idea de qué quiere. Nunca pensé en ser arquitecto, así que me retiré rápidamente y empecé con la fotografía y derivé a la ilustración. Siempre me llamó la atención la naturaleza. Hacía con mi hermano insectarios, coleccionabamos huesos y hacíamos cosas así para entretenernos. Por ahí llegué a este mundo.

¿Cómo es la relación acá con la naturaleza en tus palabras?

-Aquí se produce algo súper particular, es una conjunción de cosas aquí, en este sector de la Región. Me ha tocado ver cosas increíbles, han llegado pájaros que no se explica porque andan por acá, y hay una serie de lugares naturales que demuestran que está todo súper cercano en ese sentido. Vas a la Laguna El Peral y se produce que uno entra y se pierde el ruido ambiente, es una abstracción. O en la Quebrada de Córdova, un lugar espectacular, uno puede ir y estar todo el día mirando distintas cosas, es absorbente. Son microclimas distintos.

¿Observas tú una identidad de las personas que viven acá?

-No creo que haya algo tan distinto a otras partes del país. Sí está lo que te decía que hay mucha gente que se siente artista y que hace su arte y lo viven y se reúnen en torno a eso. Hablo por Las Cruces.

¿Y ahora en qué estás?

-Ahora estoy en un proyecto muy lindo de plantas endémicas del Chile, junto al Jardín Botánico de Edimburgo, a través de la Fundación Chilco. Ellos ya habían hecho un ejercicio de ilustración con Chile, ahora sólo con ilustradores chilenos, que es un libro hermoso el resultado.

Puedes contactar a Andrés y conseguir sus libros escribiéndole a través de sus redes sociales.