Fundación Parque de la Ciencia existe desde el 2017 en Santo Domingo y se dedican a la divulgación científica en torno a ciertos ejes temáticos. Durante el 2023 tuvimos la oportunidad de conocer sus dependencias, que hoy están en remodelación, desde donde invitan a aprender, descubrir, y por tanto, crear. Creemos que conecta con la apertura de mente, la invención y nuevas oportunidades creativas para el territorio. 

Actualmente se encuentran propiciando la robótica y astronomía desde el Litoral Central, involucrándose cada vez más con más espacios educativos, ya que su trabajo principalmente es con colegios.

Entrevistamos a su Director y fundador, Juan Campino, quien por su pasión a la ciencia impulsó esta Fundación. ¿Cuál es su historia? Te contamos acá:

¿En qué se encuentran actualmente? ¿Por qué están en remodelación?

– El parque se fundó hace 7 años ya, y hoy el edificio que tenemos nos limita y tenemos que desarmar algunas cosas para armar algunas de las que estamos preparando. La idea acá es poner un planetario importante. Yo viajé recientemente a Estados Unidos para ver cómo los usan allá, que es un elemento importante para difundir la educación. Eso es lo que se pretende acá: poder complementar la educación del territorio a través de elementos de la ciencia.

¿Cómo nace el Parque de la Ciencia? ¿Cuál es su historia?

– Siempre es bueno remontarse a la historia, y explicar por qué existimos y qué pretendemos. Yo desde niño fui muy aficionado a la astronomía, pero en aquellos años no había nada. Todo lo que aprendía era de boca de personas que tampoco entendían mucho. Así fui creciendo, y cuando estaba en la universidad me gané una beca para ir a Estados Unidos. Entonces fui a jugar fútbol y estudiaba allá. Resulta que donde fui, a la Universidad de Miami, que estaba muy cerca de la NASA. Esto fue el año 1967, previo a la llegada del hombre a la luna, entonces habían programas en la NASA para estudiantes donde nos daban clases, a quienes estábamos interesados en la temática. Yo estudié Ingeniería Civil, por tanto, tengo manejo numérico, así que me sumé. Y esta experiencia fue inolvidable, veíamos despegar a los cohetes, con astronautas jóvenes, casi de mi edad. 

Fue una época muy especial, donde aprendí muchas cosas de ellos y pude seguir muy de cerca la carrera espacial. En el momento que salió el Apolo 11 el 22 de julio de 1969, yo vi el despegue, pero había visto tantos otros despegues antes.. con los años me emociona ese en particular. 

Cuento esto porque cuando llegué a Chile, en el 70, pensé que había aprendido cosas muy importantes y propuse una actividad por todo Chile, de ir con videos contando cómo era la carrera espacial, lo que me llevó a enseñar. Yo estaba dedicándome a mi carrera, pero me di cuenta de que tenía una vocación de este tipo. Yo tenía un avión y viajaba por Chile enseñando sobre astronomía y otras temáticas.

Fue cuando decidí asentarme en una ciudad que el alcalde de Santo Domingo me prestó en comodato el terreno, que no es una instalación menor. Hemos ido agregando en el tiempo la infraestructura. Y ahora estamos haciendo esto de “llevarnos” un edificio para instalar un planetario. Una vez que eso exista, Santo Domingo podrá ser una comuna líder en estas temáticas. Queremos instalar una nueva mentalidad y cultura educativa en torno al planetario.

Ustedes se vinculan con estudiantes de todas las edades, ¿no?

– Claro, además con los padres de los y las estudiantes, se recibe a la familia entera, entonces si muestras lo que quieres enseñar de forma espectacular, evidentemente que tienes mucha más atención de la audiencia, usando todos los medios disponibles. Esto que intentamos hacer no lo inventamos, sino que lo implementamos. Nosotros como Parque hemos ido aportando a través del financiamiento de la Municipalidad que nos incluye en su visión.

Volviendo a la historia, ¿cómo ha sido el recorrido desde que comenzó el acuerdo de comodato y se está armando e ideando el Parque de la Ciencia?

– Nosotros comenzamos a construir el año 2016, con paneles solares para enseñar energía, pusimos un observatorio y comenzamos con una pequeña sala de robótica y alguna actividad en torno a la astronomía. Así partimos. La robótica hoy mueve al mundo, es importante que los chicos y chicas puedan acceder a estas herramientas antes de la universidad. Nos preocupamos de eso, hicimos varios cursos que seguimos haciendo en los colegios, y de a poco vamos adquiriendo nuevas técnicas.

Primero nos acercamos a esos tres ejes: energías renovables, robótica y astronomía, pero limitados por el espacio. Nos fueron entregando más superficie y ahí fuimos implementando, por ejemplo, salas de clases, un edificio de recepción, donde están las oficinas. Y también hicimos un auditorio importante, para 100 personas, el más grande que existe acá en Santo Domingo, el que tiene gran ocupación. 
Entonces en este auditorio pudimos simular, a través de programas, cómo es la condición del cielo cuando no podemos usar el observatorio, así para enseñar. También nos permite observar mejor los planetas y todos los elementos. Así se aprecia mucho mejor todo, por lo que ahí enseñamos.

De a poco hemos ido creciendo, agregando talleres de biología, un invernadero con todo lo que eso conlleva. Considerar que uno va creciendo en la medida de las necesidades de quienes vienen.

Otro tema que hemos ahondado bastante bien es un ciclo de conferencias, viene mucha gente acá a disfrutar de temáticas variadas, por lo que hay un público siempre disponible. Nuestra tarea es meternos un poco en la cabeza de la gente y ver qué quieren. Por una parte preparamos a los chicos para que tengan una mejor escolaridad, y vamos quemando etapas, descubriendo nuevas cosas y eso nuevo lo tenemos que dar en nuestra oferta para que la gente siga interesándose.

Todo esto lo hacemos con la ayuda de la Municipalidad y el Puerto de San Antonio, quienes nos permiten seguir haciendo actividades.

Volviendo a ustedes y su misión y visión, ¿qué es lo que buscan entregar con esta programación al territorio?

– La visión, lo que vemos nosotros, es que hay un déficit educacional en la provincia de San Antonio, donde los colegios carecen de infraestructura y talleres en torno a la ciencia. Acá tenemos áreas verdes e infraestructura, buscando aportar desde ahí. La educación se concentra en la educación pública, la que adolece de ciertas problemáticas, que podemos aportar mejorando el estándar educacional en el caso de la ciencia. Cuando hacemos las conferencias, buscamos hacerlo lo más entretenido posible para todas las edades, y lo que pensamos es poder aportar un grano de arena a la educación en general y abrirle a los chicos y chicas la ciencia, siendo eminentemente científicos acá.

Recuerdo que mi papá me llevaba a la Universidad Católica, y yo de niño miraba todo anonadado, la estructura, etcétera. Tuve eso en mi retina, en mi cultura. Pero cuando no vives cerca de eso, como acá, hay otro pensamiento. Falta conciencia de que existe una universidad y el impacto que genera, lo que cambia la mentalidad, por lo que es interesante entregar una visión universitaria y hacemos eventos vinculándonos con casas de estudios para que puedan conocer experiencias y la oferta académica.

Es un esfuerzo y son recursos, es todo un camino en esto que no es fácil, pero lo intentamos evidentemente.

También quería saber cómo es buscar conectar con estas audiencias, tan diversas en contextos y edades, ¿cómo es ese interés?

– Nosotros buscamos presencia más que nada en redes sociales. Nos anunciamos y damos a conocer por ahí, además del boca a boca, y creo que nos perciben gracias a nuestra periodista. La gente sabe lo que hacemos, por lo que tenemos bastante concurrencia, pero el mérito no está en elegir expositores a la pinta de uno, sino que le aporten a la comunidad. En la astronomía estamos bien desarrollados y nos arreglamos para hacer crecer ese interés. Ya tenemos siete años en esto y hay resultados. Nos estamos formando en academia de astronomía y robótica, donde ingresaremos con equipos de competición al medio. En septiembre tendremos un importante campeonato de robótica, lo que sin duda será bueno.

También tenemos la Star Party, una fiesta grande que ya hemos hecho dos veces, se llena de gente. Nos conseguimos un terreno y vienen personas con telescopio para que la gente vea el cielo, generalmente lo hacemos en noviembre. Eso emociona. Los chicos y chicas van abriendo su apetito e interesándose en esta materia.

El 2023 también hicimos un Congreso de Astronomía, donde vinieron cientos de personas, gente de todos los países y continentes, así que quedamos contentos porque nos funcionaron las iniciativas. En la medida que uno se interese en hacer cosas, se logran hacer dichas cosas. 

Parques como el que tenemos acá, existen en Estados Unidos de donde traje la idea, pero allá los auspician las empresas. Acá la situación es diferente, hay una brecha y es una tarea educacional, administrativa, de convencimiento que hay que hacer. Hay que ir buscándole el lado para que nos vaya bien y mantenerlo, que la gente sepa que existimos. Acá no había nada científico, tuvimos que vencer barreras, y eso es valioso. Abre el apetito de aprender. Y hay una cercanía con la comunidad.

Siento que nos conectamos en eso con la creatividad: están sembrando una semilla a la creación, a la curiosidad en quienes son sus usuarios.

– Sobre todo nuestro trabajo es muy valioso en este entorno en el que no hay nada más científico. Esa es nuestra función: abrir ventanas y abrir puertas.

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