Tomás Olavarría es fundador de Cervecería Keyer (Lo Gamboa 251, Quilpué), que desde hace unos años está aportando a la gastronomía local desde Quilpué. Nos acercamos a su cuartel central para conocer el concepto e ideales tras este proyecto local.

Primero, cuéntanos un poco más de ti.

-Soy Tomás Olavarría, tengo 28 años, soy Químico de la U Santa María socio fundador de Keyer donde llevo ya 5 años, aunque formalizados como empresa llevamos tres. He estado metido en un montón de cosas, por ejemplo estuve unos 8 años en TECHO, por lo que siempre me llamó mucho la atención lo social. Cuando salió la idea de emprender, siempre una de sus condiciones era que se vinculara de alguna manera con la sociedad.

Nuestro primer año de funcionamiento conocí a Cristian Jara, otro socio, quien trabaja en la cadena de comida orgánica Whole Foods de Estados Unidos, donde trabajan con principios de economía circular. Es “capitalismo consciente” como lo denominan, es decir que el crecimiento impacte al entorno. Me quedó muy marcado el concepto, que si bien está de moda la economía circular me parece mejor, porque vamos haciéndola crecer a escala. Nosotros, por ejemplo, estamos creciendo y necesitamos capital para eso, pero vamos en el camino. Entonces lo que hacemos lo hacemos desde nuestras posibilidades.

¿Qué acciones tendrían que ver con este modelo que quieren implantar?

-Por ejemplo en la pandemia hicimos un podcast, entrevistamos a otros emprendimientos, subíamos videos a plataformas digitales, siempre intentando potenciar a otros, ya que a nosotros nos han ayudado mucho otras personas y emprendedores, en especial proyectos. Siento que es lo mínimo que podemos hacer de vuelta. 

La cervecería también es un espacio abierto a la comunidad, para quienes quieran utilizar acá se les facilita el espacio gratuitamente, pues lo que queremos es ayudar a otras personas y también nos beneficia. La pandemia estuvo muy difícil y nos hizo pensar cómo nos planteábamos.

¿Cómo han ido desarrollando este ideal de vincularse con la comunidad?

-Durante la pandemia, por ejemplo, establecimos un huerto comunitario, donde la gente venía y podía sembrar y llevarse cosecha. Eso duró un tiempo. También establecimos un punto limpio, por varios meses hasta hace poco, y los y las vecinas venían a dejar sus residuos. Era nuestro granito de arena para hacer un cambio acá. Finalmente tuvimos que frenar esas iniciativas por nuestros recursos, por lo mismo hemos tenido mucha intención de forjar una alianza con la Municipalidad. Cuesta pero perseveramos. Está la motivación pero nos faltan las redes para hacer cosas más grandes.

Ahora estamos en un proyecto de crecimiento, donde buscamos un nuevo lugar que tenga más espacio para esas iniciativas. A la vez, ahora en la cervecería funciona un “emporio”, espacio para visibilizar a otros emprendimientos como Alto Mate quienes venden mate y accesorios, Salmos que es un emprendimiento de pan y probablemente se sume Taller Café con sus productos. Ahí queremos hacer una simbiosis con otros proyectos.

¿Qué otras prácticas sostenibles mantienen?

-Ya tenemos acciones que nos acercan a este ideal sostenible: tenemos un manejo y consumo hídrico consciente, regalamos el grano de cebada, y bueno queremos ir implementando acciones como usar paneles solares. Primero necesitamos cambiarnos de casa para tener los espacios disponibles para todas nuestras ideas.

¿Por qué quisiste hacer una cervecería?

-No pienso mucho las cosas. Si me entra algo busco cómo hacerlo y le doy, y con esto fue así, no lo cuestioné mucho. Pero las ganas comenzaron el 2015, año en que me fui de intercambio a Alemania y me quedé muy pegado con la mirada alemana de la cerveza. Donde consumir alcohol es algo muy social no solo nocturno, sino de ir a la plaza o a la playa con amigos y tomar una cerveza, algo más relajado. Era un cambio de paradigma a ese entonces en Chile, donde no hay un consumo intergeneracional compartido de cerveza. Nosotros queremos apuntar a ser un producto masivo. Para mí en la cerveza se mezclaron lo social, con el amor por la gastronomía y las ganas de emprender. Queremos popularizar el bien tomar y el bien comer, ya que en Chile ya tenemos muchas separaciones y en la comida ese patrón se repite. Keyer propone que podamos consumir todos y todas diferentes experiencias sensoriales a través de la gastronomía. De ahí nace la idea del emporio igual.

También está en el tintero hacer productos con fermentados como chucrut o pan de masa madre, son ideas. 

¿Qué nos puedes contar sobre el logo y su identidad de marca?

-En ese viaje a Alemania mi abuelo falleció, por lo que lo transformé a él en el logo de Keyer. Es su cara junto a las herramientas que usaba él en su oficio, ya que era zapatero. De esa manera quiero transmitir que es un proyecto familiar que busca compartir, el grupo, estar achoclonados… queremos estar en los momentos íntimos de las personas. Esa es la línea.

Recientemente lanzamos una German Pilsen y queríamos apuntar con ella a ese foco, con una cerveza del día a día, en una lata bonita y alegre, vinculada al concepto de la fiesta. De hecho su nombre significa “hogar” en alemán. 

¿Cuántos estilos de cerveza tienen?

-Actualmente tenemos 6 estilos diferentes, maltosas, livianas, tropicales… de todo un poco. Es nuestra propuesta para que la gente tenga qué elegir.

¿Cómo pueden llegar las personas que nos leen a ustedes?

-Pueden venir al bar o a probar en nuestra sala de degustaciones, comprar por internet, y también trabajamos en algunos bares y restaurantes locales y/o en Santiago. No tenemos ganas de molestar a los y las vecinos, así que abrimos hasta las 10 de la noche aproximadamente. Este es un espacio para compartir en paz.

En cuanto a los sabores, o la preparación, ¿qué es lo que caracteriza a Keyer de otras cervezas locales?

-Creo que no somos mejores en sabor, pero sí tenemos el valor agregado de querer implementar una propuesta completa: que haya una vinculación con la comunidad, que las etiquetas sean bonitas, que nos aliamos con otros emprendedores y así. Queremos ser un aporte y ahí para mí está nuestra diferenciación. Por lo que asumo que la calidad y el sabor es algo básico con lo que cumplir. No queremos solo vender, sino impactar. 

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