Por: Valentinne Rudolphy

Mercedes Somalo es nacida en San Antonio y ama con pasión su territorio. Productora y gestora cultural, hasta hace poco estaba con la organización de Vinos de Proa, encuentro de viñateros que se realizó en Santo Domingo. 

Mercedes fue gerente de la Asociación de Vinos del valle de San Antonio hasta el 2022. Hoy sigue asesorando a viñas del valle pero de forma independiente. Además es la creadora del Festival del tío Roberto Parra, que se realizó a fines de enero.

Toda esta energía nos llamó la atención y quisimos conocer a tan potente mujer. 

Cuéntanos un poco más de ti y tu vínculo con San Antonio

-La cultura estuvo en mi hogar desde siempre. Mis abuelos llegaron a San Antonio con una librería, por la cual pasaban Pablo de Rohka, Vicente Huidobro, y Baldomero Lillo cuando iba a las Cruces. Cuando yo nací, eso ya no estaba, pero el relato quedaba y así las personas que rodeaban a mis abuelos: gente del mundo cultural, de la música. 

Por otro lado, está la gastronomía. Tengo herencia riojana y criolla en la cocina, y se presenta como legado intangible: en lo que se conversa mientras se cocina, quiénes vienen a pasar el tiempo junto a una. Al crecer fui entendiendo aquello con lo que me rodeaba mientras crecía: un contexto familiar ligado a lo poético y gastronómico.

Mercedes, estás vinculada con diversas iniciativas en el Litoral de los Poetas, ¿cuál es el motor de tu trabajo? 

-Tengo la intención de circunscribirme a un territorio que está en un contexto cultural. Estamos dando las condiciones para potenciar la creatividad existente con inspiración de raíz patrimonial, con productos culturales que sean parte del encadenamiento turístico. Para que el Valle tenga un sentido de poesía, de música y enogastronómico.

¿Qué es lo que más te sorprende de este territorio que buscas poner en valor?

-Por ejemplo, cerca de las viñas en Bucalemu, solía haber una hacienda jesuita. Y para aprender el latín, les hacían escribir poemas. Me resulta interesante que en este territorio estuviese aquel tercer grado de noviciado, donde tenían precisamente que escribir estas elegías. Me hace una lógica increíble que hombres de esa talla, como Abate Molina, hayan escrito poemas en latín y en estas tierras. 

Aquí hay una poética del paisaje y eso me resulta altamente llamativo. Somos un valle de climas fríos, costeros, entonces es un valle ideal para las cepas blancas. Y con los platos y comidas de mar, se hace un maridaje natural, una armonía natural.

Se dan condiciones especiales que en otros lugares no están…

-Exacto. Y ahí está la otra parte interesante: un pescado puede ir con un tinto acá en este valle, un tinto fresco. Se junta el vino, la poesía, la tradición, el paisaje… Es un territorio de tanto músico y tanto creador, con contrapuntos increíbles. Tenemos desde Chinoy en la proa, hasta Ramón Aguilera, el rey del bolero cebolla. La Negra Ester también se escribió acá, y está escrita en décimas. Y la cuna de la propagación de la décima en Chile es Bucalemu, pues de aquí salían los jesuitas, y salían a través del bosque esclerófilo, mientras iban evangelizando, y con guitarra en mano. Y de ahí nace la canción popular campesina. Todo se va entrelazando.

Esa gran evangelización se hace desde acá. Eso da pie al verso popular, que tiene una normativa para responder. Esto es literatura de tradición oral, y tiene que ver con lo popular, con el campesino, con el ejercicio de la memoria del pueblo que no sabe leer ni escribir.

¿Cómo nace Vinos de Proa?

– Comienza el 2010, una semana antes del terremoto. Acá damos a conocer viñas locales, donde hay muy buen vino debido a nuestras condiciones territoriales, ya que se respetan más los sabores porque la brisa costera impide que tengamos temperaturas extremas. Hay una calidad de suelo muy buena también. Todo esto favorece la calidad de los vinos y esa condición se expresa en que muchos de estos vinos son de exportación. 

Entonces tenemos el desafío de ser una zona vitivinícola nueva, frente a zonas más históricas como Maule o Itata. Siendo un valle nuevo con vinos de exportación, es importante que el mismo territorio conozca este potencial. Que tengan mayor presencia en restaurantes locales. Hay mucho más por crecer aún y eso es parte de lo que vamos logrando con Vinos de Proa. Y también cómo se complementa esto con la comida, ya que el vino mismo es un alimento, es algo que hay que seguir profundizando.

Mercedes, ¿qué te importa relevar? ¿Qué quieres hacer con Vinos de Proa?

-La propuesta de valor es tener una oferta de vinos de alta gama, con una gastronomía basada en productos locales, una cocina tradicional de mayor elaboración. Y que generemos sabores con sentido de lugar. Desarrollar, fortalecer, comunicar, que la gente pueda descubrir y afianzar los sabores del valle. Por ejemplo, en el concurso “Un sánguche para Tío Roberto”, el que ganó tenía una lactonesa de cochayuyo en un sándwich de pescado, que a su vez estuvo en Vinos de Proa. Así le damos valor a lo nuestro, con la materia prima que está en el territorio. 

También se puede degustar empanada de cordero con Syrah, una combinación única de este territorio; o las típicas frutillas con sal de mar y Sauvignon Blanc: eso es San Antonio, una experiencia en boca muy costera y eso quiero traspasar.

En esta última edición, ¿qué viñas participaron en Vinos de Proa?

-Son siete en total: Matetic, Casa Marín, Garcés Silva, Leida, Ventisquero, Hacienda San Juan y Casas de Bucalemu. Todo fue organizado gracias a la Municipalidad de Santo Domingo.

Ahora, ¿qué proyectos se te vienen?

-En julio se comenzará a grabar una miniserie con respecto al Tío Roberto donde estaré participando, y a la vez estamos ya comenzando a concebir el tercer Festival Tío Roberto con todo lo que eso involucra. 

Finalmente, ¿cómo describirías al vino y su importancia en Chile?

-El vino está en nuestra vida, aunque a veces desconocemos esa cercanía. Nos acerca a nuestra identidad, en cada valle distinta. Es territorio, es clima y mucho más, es patrimonio.