Por: Valentinne Rudolphy

Rocío Fernández es más conocida en los escenarios y redes sociales como Rossy Rossy. Actualmente desde Belloto, lleva años dedicándose a la actuación, luego al stand up, y en la actualidad también se atreve y trabaja con contenidos digitales con personajes para las redes sociales.

Quisimos conocer más de su historia y sus peripecias: cómo es agarrar vuelo en redes sociales y cómo son sus procesos. Un alma creativa al 100%. 

¿Cómo comenzaste con el stand up? ¿Fue un proceso paulatino hasta definir lo que haces hoy en día?

-Creo que todo se fue encaminando para que yo hiciera comedia. En la escuela de teatro era muy piola, la verdad es que me daba mucha vergüenza todo, tengo un lado muy tímido. Y llegué al stand up por un concurso. Estaba a punto de estrenar mi obra, Los cortes de la Rossy Rossy – que es de teatro performance e improvisación – y justo aparece un anuncio de que hay un concurso de stand up y me pareció entretenido. Quería estar ahí. Y empecé a escribir desde el instinto, yo sola me motivé y me presenté junto a una amiga, nos fue muy bien. 

Al día siguiente estrené mi obra y fue una linda previa. En ese entonces supimos que éramos buenas. Luego con mi amiga empezamos a ir a Santiago, con Valeria Pruzzo, donde tomamos unos talleres y comenzamos a hacer funciones. Desde ahí todo se dio, se empezaron a abrir puertas y a conocer gente. Vale se dedicó a otras cosas y yo me metí en el stand up comedy. Me encanta hacer reír, poder detectar situaciones de mí misma y surgen muchos temas de la vida personal, me pasó al ser mamá que me abrió a una nueva audiencia. 

Por otra parte, nunca he abandonado el teatro. Afortunadamente estoy en una compañía donde hacemos obras de teatro chilenas, buscando siempre nuevos proyectos. Yo necesito estar generando contenidos artísticos siempre, o haciendo talleres. Ahora he estado metida en Instagram con los reels, creé mi personaje, y siempre estoy reinventándome.

Cuando entraste a estudiar teatro, ¿cómo fue eso para ti? ¿Siempre lo quisiste?

-Siempre lo tuve claro. Mis papás me apoyaron siempre. Siempre pensé: yo quiero hacer personajes y vivir de esto y así ha sucedido desde que me titulé. Siempre he estado en el medio.

¿Cómo fue el proceso con la creación de Los cortes de la Rossy Rossy?

-Hermoso. Siempre tuve ganas de hacer algo sola, una obra. Encontraba muy entretenido el crear personajes y transitar entre ellos, donde hay un cambio estético, cambio vocal, entonces eso me atraía un montón: la performance. 

En ese momento, me tocó un año duro, donde andaba con mucho miedo y crisis de ansiedad y otros. Ahí viajé a Europa para distraerme y me ayudó un montón a crecer y a madurar mis ideas. Estuve tres meses y medio allá. Me liberé, nadé en el mar Báltico, conocí gente y un montón de cosas. Siento que ahí yo dije: voy a llegar a Chile con un proyecto nuevo. Estaba renovada, con energía, vitalidad y ganas de hacer cosas. En el viaje observé mucho y eso lo uní con personajes que ya tenía construidos desde la realidad de lo cotidiano. 

Ahí surgen cuatro mujeres que existen o existieron -que son los personajes de la obra- y me sentí preparada para hacerlo. Y cuando llegué me dediqué a ensayar, a armar los personajes, y así hasta estrenar. Fue una excelente experiencia, un gran crecimiento. Pude conocer el vivir desde el teatro y con una creación propia y tuve buenas críticas y mucha audiencia. De ahí no paré con eso hasta la pandemia, y ahora retomaré de nuevo esa obra.

¿Cómo ha sido experimentar con Instagram o TikTok? Donde tienes contenidos desde graciosos hasta de publicidad. ¿Qué tal te ha ido con eso?

-Soy Influencer de Quilpué (risas). Todo comenzó en la pandemia, donde me encontré mucho con el Instagram porque comencé a hacer videos ya que estaba sola. Lo encontraba muy entretenido, el cambiar y la capacidad de hacer personajes. Ahí empecé a hacer videos y a la gente comenzó a gustarle, por lo que seguí subiendo cosas. No solo contenido chistoso sino también cotidiano. Ahora tengo un personaje que tiene su propia mini serie, la Yasangela, y eso ha sido un boom. Estoy impactada. 

Es tan lindo sentir el cariño de las personas que se preocupan por los personajes, están súper enganchados y me llegan muchos comentarios que me doy el trabajo de responder. Todo surgió también de la maternidad y las anécdotas que eso implica. Yo voy transformando estas situaciones que nos tocan a todas en algún punto. Por eso yo creo que ha producido un boom y he aumentado muchos seguidores, porque se sienten identificados y me comentan eso. 

Por otra parte tengo el lado influencer, pruebo cosas y las recomiendo, me encanta. Siempre me ha gustado la onda de promover, contar, pasar el dato. Me gusta hacer reels, editar los videos, lo paso bien: para mí es una terapia y me relaja. Se me ocurren ideas, me hace salir un poco de lo normal. Desde Instagram quiero mostrar la realidad, lo que somos, me gusta enfocarlo desde ahí. Y es todo un proceso.

¿Cómo te definirías actualmente?

-Siento que soy comunicadora, y nací para comunicar. Es mi trabajo y me da alegría, porque siento que le entrego alegría a las personas. Yo también tengo mis días tristes, no necesariamente tengo que compartir eso, quiero colaborar con la salud mental de las personas.

Y ahora, ¿en qué estás?

-A la par de los videos estoy produciendo stand up y haciendo shows. Ha sido rico volver, ya que antes estaba adaptando mis tiempos a la maternidad, pero quiero que mi hija sepa que la mamá tiene que trabajar y es actriz y está en los escenarios. Mi familia me acompaña y apoya. No podría no actuar o no moverme, me gusta esa rutina, y mi trabajo es muy dinámico. Yo creo que nací para hacer lo que hago igual, por lo que no se me hace complicado. 

Además estaba impartiendo unos talleres en San Antonio con Centex, ahí ya terminé el ciclo de taller de stand up, pero se vienen cositas con Centex. Fue súper rico ir a otro territorio donde no hacen tanto show como en las grandes ciudades, por lo que fue muy interesante.

Recuerda que puedes seguir a Rocío haciendo click aquí.