Hace un tiempo tuvimos el honor de conocer a Taikuma, colectivo de artes compuesto por una familia interdisciplinaria, quienes desde el 2003 decidieron emprender en el área cultural, buscando apoyarse en la unión de fuerzas y colaboración principalmente.

Al principio, eran sólo Marcela Cajigal, licenciada en arte y diplomada en Interculturalidad, junto a Oscar Ricardo Ortiz, músico con estudios de composición y arreglo. Ambos son pareja y decidieron ofrecer sus servicios en conjunto, producir actividades y así poder unir fuerzas. Luego se sumó su hija, Manuela Gutiérrez Cajigal, licenciada en artes visuales, y Simón Ortiz Cjigal, su hijo, escritor.

Así terminaron siendo cuatro creativos de distintas disciplinas y formaciones, quienes ya llevan más de 20 años como colectivo vinculado al tema territorial, “en especial nos interesa la cultura patrimonial del territorio, las artes visuales, la música, lo audiovisual y ahora la literatura”.

Esto les ha permitido experimentar en distintas áreas, no sólo como Taikuma, por ejemplo: “Ofrecemos nuestros servicios de composición y armamos una pequeña productora audiovisual y fotográfica, llamada De Culto producciones, con eso también brindamos servicios de registro de conciertos o actividades vinculadas a las artes y el patrimonio”.

Taikuma es un colectivo familiar de Limache, y trabajan desde acá poniendo a disposición su talento e infraestructura: “Tenemos de todo a nivel de técnica y contamos con un espacio para artes escénicas, un taller de artes visuales, pero todo en Limache”.

Actualmente están buscando financiamiento para crecer y difundir su labor más ampliamente. Han estado postulando a instrumentos Corfo, por ejemplo un PAR Impulsa para poder realizar una itinerancia artística por la Región de Valparaíso. Aún así, necesitan ampliar sus redes y fondos.

“Lo que el Colectivo Taikuma propone tiene que ver con la difusión de la cultura territorial, a través de talleres, clases y aún se necesitan más instancias para esta promoción” afirman como misión y visión. 

Por otra parte, también nos comentan su visión de este territorio que quieren afectar: “Acá en Limache se han venido a radicar muchos artistas que buscan mejor calidad de vida. La mayoría de la gente es más joven con niños pequeños, quienes intentan criar en la ruralidad y se arman espacios y grupos culturales, focos culturales que intentan rescatar la identidad igual que nosotros. Los espacios urbanos no tienen mucho contacto con la tierra y con la gente del espacio. Acá, para no olvidar de donde somos, se da una dinámica que rescata y que podría transformarse en lo patrimonial de los territorios”.

Óscar Ricardo nos comenta que hay un grupo grande de artistas en Limache, pero por lo general también se vinculan más con la zona urbana. Les pregunto si hay espacios para la cultural, y me comentan que sí, pero “Falta generar esa impronta en la audiencia, en la gente, de curiosear cultura. Falta una inquietud en la comunidad que como artistas debemos crear, que puedan ver cosas que nunca han visto”.

Les pregunto cómo ha sido esta experiencia de emprender en familia, y dicen que sin duda ha sido positivo. “Hemos vivido en la ruralidad, por lo que generamos un núcleo familiar muy fuerte, siempre dedicándonos a nuestros oficios y nuestros hijos han ido trabajando en ese mismo sentido. Nuestro objetivo ha sido abrirnos camino y sabemos que es difícil en el ámbito artístico, por lo que queremos forjar más camino para ellos”.

“Los niños han estado desde pequeños en nuestras giras, ayudándonos a hacer montajes, y de a poco interesándose más profundamente en sus respectivas áreas. Así pudieron ver que tenían talento, entonces ese trabajo colectivo les sirvió”, comentan Ricardo y Marcela

En cuanto al trabajo que realizan, comentan que es muy en equipo, donde evalúan y conversan las decisiones en conjunto. Actualmente viven en su taller de Artes Visuales, donde están buscando cimentar e impulsar una escuela de artes escénicas, musicales y visuales, aportando con una alternativa innovadora.

Rastros de nuestro origen

Este es uno de los proyectos del Colectivo Taikuma, que ha circulado por la Región de Valparaíso en escuelas públicas y liceos. Tiene por propósito visibilizar y posicionar el legado de las culturas originarias en el territorio. rastros de nuestro origen aún está vigente y parte fundamental de su visión y misión.

Además de eso, han estado buscando formalizarse en algunos de sus quehaceres, como en el área de la música con una agrupación para poder aportar más a la comuna.

“Invitamos a que nos conozcan. Tenemos un trabajo innovador en cómo abarcamos nuestras exploraciones artísticas en las distintas disciplinas, incluyendo a la naturaleza en estos procesos. Nos focalizamos en la expresión propia de cada persona, que se abra la expresión propia del territorio. Tenemos un perfil bastante novedoso, no somos el clásico colectivo, y además es interesante que somos una familia y este es nuestro camino de vida: el camino del arte, por el que nos hemos jugado, y que tenemos distintas perspectivas”, sentencian.