Julio Lobos trabaja en circo y eventos desde hace mucho. Lleva años vinculado tanto al circo tradicional como al contemporáneo, una pasión que lo ha llevado a liderar dos proyectos interesantes hoy en día. Por una parte, la Fundación Circomuseo, donde quieren preservar este patrimonio inmaterial, y también el Domo de las Artes, un fondo ejecutado Conecta y Colabora de Corfo que se adjudicó post pandemia.
¿De qué se tratan estos proyectos? ¡Descúbrelo con nosotros!
Cuéntame, ¿cómo fue tu experiencia con Conecta y Colabora de Corfo?
-He postulado a distintos fondos, y el de CORFO parecía ser algo alejado, pero se logró: ya que me adjudiqué un Conecta y Colabora. Habían barreras usualmente para postular, pero debido a la pandemia se bajaron varias restricciones que me permitieron calzar más en el perfil de postulación y fue mucho más fácil.
¿Cuál fue la idea que postulaste?
-Postulamos el Domo de las artes, donde tomamos el modelo de negocios del circo tradicional, donde se presenta un espectáculo, pero en este caso se cobra por una entrada. También hay una dulcería incluído en el espacio. El circo tradicional vende churros, palomitas, ese tipo de cosas, acá la ide es hacerlo 3.0 y ocupar ese mismo modelo para las otras artes escénicas también.
La infraestructura sirve para hacer música, danza, todo en vivo. El fondo Conecta y Colabora nos ayudó a solventar este proyecto, pues también transmitiremos por streaming las funciones con co-ejecutores. Entonces trabajaremos con una productora en el tema audiovisual. Así se pueden generar dos entradas: una física y otra on line.
Y con el otro co-ejecutor, que es de pantallas led, es una productora técnica que nos ayudará en lo audiovisual también.
Cuéntame un poco más de ti, ¿cuál es tu historia?
-Me dedicaba a la iluminación y así fue que llegué al circo, luego comencé a ser productor, hasta matrimonios hacía. A mí me gusta el circo desde pequeño, y me vinculé desde mi trabajo con las luces, ya que arrendaba iluminación para eventos puntuales de circo. Ahí conocí a familias del circo tradicional. Entonces me empecé a involucrar con ellos y a hacer amistad.
¿Cuál es tu vinculación con el circo?
-Originalmente yo soy de Casablanca. Y ahí siempre llegaba el circo, y era lo único distinto a lo que se vivía todos los días, y a mí me quedaba el circo en el patio de la casa, a unas cuadras.
Yo iba al circo y ayudaba desde niño, quería ser del circo. Y tenía esa libertad. Pero después se me pasó un poco ese encanto. Volví a esto cuando me llegó el trabajo en el circo años después.
Después, ¿cómo te seguiste metiendo en este mundo?
-Yo le ofrecí al Mimo Tuga mis equipos para su festival, que terminamos haciendo juntos de manera colaborativa. Eso fue Invasión Callejera. Luego me pasé a Carpa Azul, donde trabajé como 10 años de la misma manera. Los equipos eran míos y yo los proveía, por lo que pasé al equipo.
Son mundos distintos de todos modos, como el circo contemporáneo y el circo tradicional, que tienen otras maneras de plantearse. Otras formas de vida incluso. En lo tradicional la gente vive y viaja con el circo, en lo actual no hay que nacer en cuna circense, sino que tienen entrenamiento o formación… por eso el circo tradicional es aquel que es patrimonio inmaterial.
¿Todo esto te llevó a formar tu propio circo?
-Siempre fui muy cercano al circo, entonces tenía la idea de armar el mío propio. Armé algunas funciones en Olmué el 2018, pero no funcionaron como quería.
¿En qué etapa estás del Domo de las Artes?
-Todavía viene la importación de la carpa. Será una infraestructura totalmente distinta a lo que hay, es una experiencia diferente. Esta carpa será de 18 metros, a diferencia de las carpas convencionales de 25 metros cuadrados. Entran unas 300 personas, para hacerlo más pequeño y más cercano. Hoy el circo no entra en Valparaíso, pues no entra por tamaño. Sin embargo una carpa más pequeña como esta te permite entrar a plaza u otros terrenos, tiene un sentido estratégico haberla hecho así. Y delante va la dulcería, de 10 por 12 metros, que es como una cafetería. Este es el domo de las artes, que presentará otras artes escénicas además del circo. Tenemos los equipos de sonido, de iluminación, y todo va montado dentro. La idea es que sea itinerante.
Esto será desde octubre.
¿Qué otros proyectos tienes?
-Aparte el 2020 armé el proyecto Fundación Circomuseo, cuyo objetivo es contribuir a la difusión y promoción y fortalecimiento del circo como patrimonio cultural inmaterial, que fue nombrada recién en abril del 2022, por lo que vienen todos los planes de salvaguarda de esta actividad. Es todo un proceso. Esto se trabaja con Servicio Patrimonio, donde es todo nuevo, y recién se darán las directrices de trabajo según planes de trabajo desde la Unesco que el Estado se compromete a cumplir.
Por esa línea queremos trabajar.
¿Cuál es tu mirada sobre el circo hoy en día?
-Hoy el circo tradicional no llega a Valparaíso, antes habían circos pequeños que transitaban por los cerros. Faltan espacios para las carpas. Eso queremos poner en valor desde la Fundación
¿Cuándo comienzan con el Domo de las Artes?
-El Domo de las Artes nos instalaremos junto al Museo Artequín, en Potrerillos. Esto será en octubre hasta diciembre, entonces haremos una programación que contenga circo, teatro, danza y música. Ese será nuestro primer punto.
¿Dónde se encuentran como Fundación?
-Tenemos nuestra oficina en Barón, un espacio que hemos ido construyendo y que compartimos y es una opción resistir en él. Ahí tenemos una bodega también, y lo que necesitamos hemos ido haciéndolo con nuestras propias manos. Acá queremos hacer una exposición y contar la historia del circo chileno desde Valparaíso, ya que acá se le considera la cuna del circo chileno.
Cuéntanos un poco más de esto…
El circo moderno, como lo conocemos hoy, llegó primero a Valparaíso en 1827 y se llamaba Nataniel Bogardos, que era norteamericano. Vino con caballos, que era algo muy innovador en el momento. Por eso la pista del circo es circular, pues era ecuestre. De hecho, Edwards se llamaba antiguamente Calle del Circo, y Ferrari “Quebrada del Circo”, que eran donde se instalaban los circenses.
Con la Fundación nos relacionamos con el Departamento de Patrimonio de la Municipalidad de Valparaíso, por ejemplo.
Nataniel Bogardos se queda tres meses acá a un costado de la Plaza Victoria, pero antes de eso solo habían artistas itinerantes, y el circo junta a estos artistas y monta un espectáculo, y desde entonces que se genera esa cultura en Chile. En Valparaíso también llegaron los primeros animales de circo, cuando no era el puerto como lo conocemos hoy en día. Queremos contar estas historias. Somos ñoños del circo.
No olvides seguir a Fundación Circomuseo en sus redes sociales.