Por: Valentinne Rudolphy

Fotografía de: Rodolfo Muñoz

María José Larrondo participa desde el 2013 en el Centro Interdisciplinario de Estudios Oceánicos de la Universidad de Valparaíso. Desde acá buscan siempre impulsar instancias que acerquen a la comunidad al mar, y ahora se vincularon con Valparaíso Creativo a través del proyecto Fragmentos de Mar. Hablamos en profundidad de esto con ella:

Puedes contarnos un poco sobre cómo nació esta ruta turística de naufragios, proyecto que se está desarrollando a través del Comité Gestor de Valparaíso Creativo.

-Yo pertenezco al Centro Interdisciplinarios de Estudios Oceánicos de la Universidad de Valparaíso. Y ahí apoyo hace tiempo de maneras distintas, y desde que los conozco tenían esta idea, que primero se plasmó en un libro, que lo hizo un historiador, que tiene que ver justo con los naufragios que en algún momento quedaron en tierra, cuando Valparaíso le gana terreno al mar. Se comenzó con una idea que en su momento no llegó a puerto, pero quedamos con las ganas de armar esta ruta. 

Aparte continuamos trabajando con la ruta de los naufragios pero por mar, lo que tenía por objetivo dar a conocer el patrimonio oceánico de la ciudad, y darla a entender como una comuna marítima, y no solo vincularla con los cerros o el puerto. 

Desde hace tiempo con Ernesto Gómez del Centro, queríamos hacer esta ruta por tierra, colocando algo en el espacio público que nos vinculara con la comunidad. Que no termine como una placa más que nadie entiende. Y buscamos de qué manera hacer esto, generando algo en el entorno. Surgió la posibilidad entonces de postular con Valparaíso Creativo, lo que nos permite entender estos naufragios no solo como puntos en un plano, sino también a través de estos puntos, generar socios estratégicos alrededor de los naufragios para contar su historia. A la vez, armar rutas donde estos actores den a conocer otros lugares, armando una actividad turística más amplia.  Esto a través de rutas complementadas por códigos QR que estarían en diversas locaciones.

Lo entretenido es que, hablar de naufragios tiene mucho de técnico, como el libro que está publicado, lo que es un poco alejado de la comunidad, y queremos llegar a ella haciéndolo más entretenido, desde lo arquitectónico y más que nos hacen entender cómo la ciudad creció desde el mar. 

Queremos motivar a que desde la tierra reconozcamos la ciudad en el mar. El circuito empieza en el Muelle Prat y termina en el Muelle Barón.

Como lo ven ustedes, ¿esta ciudad se vincula al mar o no? ¿o cómo se vincula?

-Yo siento que vendemos la vista al mar, desde una perspectiva inmobiliaria, pero somos una ciudad oceánica: tenemos dos puntos por donde salir al mar, del centro histórico donde por ejemplo está el Muelle Barón como polo deportivo, lo que no explotamos tanto ni conocemos demasiado. Por el Muelle Prat lo mismo, y hay que empezar a reconocernos como ciudad oceánica, de eso mismo da cuenta que nos vinculemos con otros proyectos. 

Pretendemos también generar una cooperativa de actores que ocupan el mar, que son parte de la actividad oceánica, como Waterman por ejemplo, y que finalmente los desconocemos o los utilizamos muy poco. 

¿Con qué otros actores se están vinculando con este proyecto?

-En este sentido los actores aún están en etapa de gestión, pero por ejemplo, uno de los naufragios está en Urriola y buscamos actores que están cerca de este sector como restaurantes u otros, para relacionarnos con ellos. Asimismo con la Dirección de Vinculación con el Medio de la USM, que está ubicado en la Bolsa de Valores, que tiene una gran historia portuaria.

También hay tres naufragios que están en la zona de la Biblioteca Severín, donde la biblioteca también podría ser un actor estratégico que visitar. Queremos utilizar actores que ya tienen un valor agregado y vincularlos a otros. Son actores que están en el territorio, y que se pueden relacionar entre sí. 

El actor más importante sería en el punto de mayor valor de esta ruta turística es el naufragio de la Primera Esmeralda, que está en el Museo de Sitio en la plaza Sotomayor. Ellos tienen un proyecto de recuperación junto a la Corporación de Patrimonio Marítimo, donde han puesto en valor la historia de manera arqueológica, ya que hay restos de la embarcación. Entonces de esa manera estamos relacionándonos para hacer cosas juntos. Hay que recordar que acá fue el primer puerto de Valparaíso, entonces es un punto que tiene mucho relato, en un sitio patrimonial que tiene que ver con el puerto del S. XIX, no con la ciudad actual: y en eso está su riqueza, es un fragmento de mar que cuenta de un Valparaíso marítimo, no habla de los cerros. 

Apuntamos a dar a conocer muchos temas de manera simple, para acercar a la comunidad al mar, en un lenguaje mucho más simple para motivar a reconocerse como ciudad.

En ese sentido, ¿cuál es el impacto que Fragmentos del mar tiene para la ciudadanía?

-El impacto principalmente es volver a conocerse desde relatos históricos como una ciudad de mar, que tiene que ver con reconocer a través de datos históricos cuál era ese vínculo con el mar y salir por estos dos puntos de salida al mar que tenemos y descubrirlos. Es una invitación a volver al agua.

¿Cuál es el propósito del Centro Interdisciplinario de Estudios de la UV?

-Principalmente se trata de un grupo de profesionales de diversas disciplinas, dirigido por Ernesto Gómez, donde hay biólogos marinos, está la Armada, hay arqueólogos, y todos buscamos a través de este patrimonio oceánico (todos sus atributos) y reconocernos no como una angosta franja de tierra, sino como un ancho y enorme océano. Somos un país tricontinental, y eso no lo reconocemos como nuestro. Ahí está nuestra función. No es sólo una costa, sino que llegamos también a la Antártida y Rapa Nui, somos un todo.

* Actualmente el proyecto sigue en desarrollo, estaremos anunciando más a través de nuestras comunicaciones.