Carolina Alvarado es parte de la Viña Herrera Alvaro, a su vez miembro de la Cooperativa Marga Marga, espacio que de algún modo hace resistencia con su producción única de vinos orgánicos en la Región.
Quisimos conocer le proceso que hay tras el ser viñatero, trabajar colaborativamente y con un enfoque sustentable, poniendo en constante cambio los resultados de cada producto que hacen.
-¿Qué significa el vino para ti?
-Es un alimento, no una bebida alcohólica, me enfoco en desarrollar y preservar un tema más orgánico, y también una manera de poder alimentar a las personas. Volver a una cultura del vino que nos puede sorprender.
Buscamos hacer una producción agroecológica. Ya que no tiene ningún tipo de adición química y es una fermentación natural sin preservantes ni levaduras externas.
-¿Cuál es su manera de funcionar como cooperativa?
– Nos basamos en cómo trabaja una organización, pues la vitivinicultura siempre ha sido un trabajo de grupo. Muchas veces con tu familia, es un trabajo colectivo. Nosotros somos cuatro familias y trabajamos de manera muy comunicada. Ha sido un trabajo muy colectivo: la cosecha, poda, vendimia y eso ayuda mucho a trabajar como grupo humano. Y eso hace que uno pueda ir desarrollándose
– ¿Cómo definen su “catálogo”? Las cepas con las que trabajan o nombres.
– Como se va desarrollando, es que en una bodega que es de la cooperativa. Todas las familias llegan a vendimiar al lugar que es uno, lo que permite crear vinos que identifiquen a cada familia. Pero uno no sabe cómo realmente hacer ese vino, cada año va a ser diferente el resultado.
-¿Cómo ha sido la vendimia actual, en medio de la pandemia?
-Difícil en ese sentido, pues nos encanta compartir los momentos de fiesta de vendimia. Hemos estado más retraídos como familia, cada uno trabajando desde sus puntos. Se está haciendo con personas que sepamos de la trazabilidad y familia.
Carolina afirma que “No apostamos por vinos que no sean naturales”, siendo esta su declaración de principios. Y promueven las escuelas de formación sobre el vino, para incentivar la recuperación de campos en la zona de Quilpué y Colliguay, donde la sequía ha afectado en los últimos años.
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