Raincup Games es una pequeña empresa que desde Concón se dedica a los videojuegos. Jumpy Paws es su proyecto actual, con el que ya han ganado fondos que han abierto la oportunidad de dedicarse a desarrollar estos softwares. Todo empezó con Pamela Clunes, Ingeniera Civil informática de profesión, quien hoy cumple el sueño que la llevó a entrar a su carrera.
Hablamos con Pamela sobre cómo ha sido este camino para ella. Todo comenzó el 2018, con la oportunidad que abría el fondo Nosotras Creamos, dirigido especialmente a mujeres que estuvieran emprendiendo en el sector creativo.
“Los videojuegos son la razón por la que decidí estudiar la carrera que estudié. Siempre me hubiera gustado hacer juegos, pero por cosas de la vida me integré a trabajar en otros temas, pero estaba muy al tanto sobre la industria en Chile”, comenta.
Finalmente el 2018 decidió cambiar el enfoque de su carrera, retomar este deseo, y justamente se dio la convocatoria, a la que postuló Raincup Games con Jumpy Paws. En este punto, el equipo estaba aún en formación. El emprendimiento partió con su esposo – también Informático -, dos artistas, una música compositora y ella.
Ganando terreno
Luego, el 2019 se adjudicaron un fondo Semilla Expande de Corfo, lo que les llevó a poder agrandar el equipo y profundizar sobre el desarrollo del juego.
Jumpy Paws es un producto adaptado a nuestra cultura, con un perro como protagonista, que avanza a través de distintas aventuras por Latinoamérica.
¿Cuál es la identidad de Raincup Games?
– Estamos todavía en un proceso de definir qué tipos de juego queremos hacer, y dónde vamos a apuntar. Queremos entregar experiencias que queden marcadas, como una historia bonita, que dejen un mensaje. Apuntamos a hacer juegos sin violencia, pero sí con más historia, una enseñanza, algo bueno – aunque sea una experiencia cortita, que sea grata para el jugador.
Aún se encuentran desarrollando Jumpy Paws, pues crear un videojuego tiene muchas etapas y detalle que hoy Pamela sigue aprendiendo. En la entrevista, nos cuenta que está constantemente reinventándose. Ha sido una total exploración: debido a que también ella y el equipo venían de mundos ajenos al actual.
En ese sentido, Pamela nos cuenta que con el primer fondo, Nosotras Creamos, pudieron hacer el prototipo y desde ahí, se ha ido aprendiendo y construyendo sobre la marcha. “Ahora tenemos más claro qué significa y se requiere para hacer un juego y saber cómo seguir en su desarrollo”.
¿Cómo ves la industria de los videojuegos?
Hay de todo. He visto muchas empresas bien grandes que hacen productos de renombre mundial, desde Chile, y eso es una gran inspiración. Impulsa a seguir. Hay hartas empresas pequeñas e intentando sobrevivir, que buscan su espacio dentro de la industria, con propuestas bien diversas y llamativas. Es una industria que se apoya harto entre ella. Y también he visto cómo el Gobierno respalda con oportunidades.
¿Cómo ha ido cambiando Jumpy Paws?
- Jumpy Paws, partió con una historia más dramática, cargada a la emotividad. Después hicimos un juego súper “casual”, más ligero y sin historia de trasfondo; y ahora estamos tratando de llegar al equilibrio. Siempre te encuentras (el usuario) cosas inesperadas a través de los niveles.Partió siendo un juego móvil, y estamos trabajando la idea de pasarlo a computador. Cada decisión involucra mucho, así que continuamos trabajándolo con cuidado.
- ¿Su enfoque es Latinoamericano, local?
– La idea de centrarlo en Latinoamerica, es que siempre que se muestra en videojuegos está más lo negativo de nuestro territorio, como en barrios periféricos y con peligros. La idea era mostrar otro lado, con paisajes bonitos, el lado emblemático de Latinoamerica, que comienza por el Amazonas y va a México con el Día de los Muertos en nuestro caso. La idea es poder mostrar paisajes Latinoamericanos, y además hacer sentir más cercano al público.
Todo ha sido un “gran proceso de autoconocimiento”, como señala Pamela.
¿Cómo ha sido para ti este cambio profesional?
– Para mí ha sido súper positivo. Siempre busqué hacer algo como lo que estoy haciendo ahora. No tenía algo que me hiciera sentir orgullosa en los trabajos antes, y para mí esa es la parte emocional y que me hace sentir realizada, es una recompensa diaria cuando tienes pequeños pedazos del juego que vas uniendo, y eso se logra en pocos trabajos, sobre todo con la pasión por ello. Y aprendizaje, mucho aprendizaje, todos los días algo nuevo y con la sensación de que siempre hay algo que aprender.