El 2019 fue un año especial para Insomnia Teatro Condell: una de las salas más importantes de Valparaíso anunció su remodelación, que tomó un largo periodo de meses en los que sus puertas debieron permanecer cerradas para poder optimizar todo su funcionamiento.
Este proceso fue avisado a la ciudadanía, dentro de la cual han generado una comunidad que estaba ansiosa por su reapertura. Cuando por fin lograron retomar actividades, siendo el centro de operaciones para muchos de los festivales que se realizan en la ciudad puerto, esto se vio obstaculizado por estar en la zona cero de la movilización social desde octubre en adelante. Cada vez que había una marcha, el público insomne ingresaba por Abtao o resistía dentro de la sala durante las proyecciones. Pero a veces las interrupciones fueron inevitables para resguardar la seguridad de todos quienes asistían y trabajan en el lugar.
Conversamos con Leonardo Torres, pieza clave de Insomnia. En esos meses difíciles del 2019 la sala abrió todo lo que pudo, fue entonces que nos conocimos por primera vez y comentó sobre cómo sobrevivían. Los meses más álgidos de movilizaciones comenzaron a menguar, y siguió el verano con una alta asistencia a las funciones disponibles.
La remodelación del espacio brillaba: nuevas butacas, nuevas tecnologías. Las energías estaban puestas en esta reactivación y se generaron una serie de conversatorios, actividades, además de sus talleres semanales. Muchos estrenos tuvieron lugar en Insomnia con alta audiencia, como fue el caso de la premiada cinta Parasite, entre otras.
Leonardo relata que en febrero alcanzaron los 5.000 espectadores, batiendo récords, lo que se vio mermado por la situación de pandemia y posterior cuarentena que ha afectado al país y a Valparaíso, que aún no ve luces de un plan de desconfinamiento.
“El 2020 debía ser nuestro boom para recuperar la inversión que hicimos en la renovación estructural y de equipos. Todo eso se paró y ha significado un estado crítico, ya que no hemos tenido ninguna opción de ayuda formal”, relata.
Más que funciones, una comunidad
En palabras del mismo gestor del espacio es que, Insomnia, más que una sala, es una comunidad. Hay un público constante que se remite al espacio y participa en sus instancias, además de todas las nuevas caras que llegaban semana a semana. La falta de posibilidad de generar funciones se agudiza con el alto arriendo que supone el lugar, lo que presenta un escenario abrumador tanto para su equipo, como para quienes le siguen.
Dentro de la cuarentena se generó la campaña Necesitamos un salvavidas, en la que se facilitó una cuenta de aportes económicos a través de donaciones de su audiencia. Sin embargo, esto no es suficiente.
“Si no tenemos un apoyo institucional o gubernamental o de otra índole, entonces Valparaíso perdería un espacio de nexo entre lo audiovisual y la ciudadanía”, remarca.
Sin duda es un tema sensible, ya que “la gente reconoce la marca, reconoce el espacio, y está ganado para la comunidad, pero hoy estamos en ascuas”. En la actualidad, estamos en un mes decisivo: si en agosto no sucede algún milagro, en septiembre se tendría que cerrar la sala, pues no se puede mantener el espacio.
La campaña también ha ido a la baja, debido a que la crisis económica es transversal y no se puede depender de ello. Por otra parte, ante un posible desconfinamiento, la reapertura debería ser cauta y lenta, lo que también involucra una serie de gastos para habilitar las medidas de higiene necesarias y baja de butacas disponibles para cada función. “Ojalá se den las condiciones en octubre”, comenta Leonardo, aún destacando las complicaciones que esto implica.
“Nuestro aforo es de 300 personas. Podemos bajar un poco el porcentaje de espectadores. No pedir préstamos, pues sería agrandar una deuda que no tenemos la capacidad al ser una organización sin fines de lucro. Queremos pensar en que tendremos un buen retorno, pero a ratos se ve complicado”.
Colaboratividad como eje para abrir posibilidades
Si bien el panorama se ve más que complejo para Insomnia, no renuncian. Eso ha llevado a un trabajo conjunto con Red de Salas de Cine para generar instancias que, a su vez, puedan ser posibilidades de ingreso para solventar algunos gastos, aunque no en totalidad.
Por ejemplo, se han mantenido actividades de formación de públicos a través de clases: “Partimos hace más de un mes con talleres de formación de espectadores, y con un cineclub, a través de Zoom y se van invitando directores y se comentan las películas”.
A esto se le suma un próximo lanzamiento: una plataforma estilo VOD en la que pondrán a disposición algunos títulos. La misma plataforma albergaría un espacio especial para hacer los talleres y clases que se realizaban presencialmente los días lunes, que tienen un eje más formativo.
No es el panorama más auspiciador para el espacio más importante de vitrina audiovisual de Valparaíso. Insomnia además es un lugar de reunión, donde muchos eventos generan sus charlas, lanzamientos o cierres, y se celebra. Actualmente se encuentra a puertas cerradas y con esta crisis que no parece tener solución. A pesar de esto su equipo no se rinde, pues el valor de lo que han logrado a través de los años es enorme, y es parte de la identidad de Valparaíso. Está en el corazón de la ciudad, siempre con la disposición de mejorar y con butacas y telón nuevo que aún deben ser estrenados al público.
En el último año habían generado esta serie de mejorías para el público que hoy no sabe si verá la luz. Leonardo remarca que sería grato ver ayudas desde el Ministerio y/o la Alcaldía, siendo este un lugar tan importante para la ciudad. Por ahora, mantienen abierta su cuenta para donaciones, y sus redes sociales – por donde informan las nuevas instancias que van generando, intentos numerosos por no cerrar definitivamente y que, cuando lleguemos a la nueva normalidad puedan estar ahí.
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