La Despensa del Ratón es un proyecto liderado por Martina Knittel, quien desde hace varios años ya se encontraba realizando talleres de cocina enfocado en aprovechar los alimentos vivos y naturales que ofrece la región. Tras el impulso de Braulio Tapia (Pan Batido) a indagar en el reparto a domicilio por la pandemia, como pie forzado, comenzó a generar este espacio de reparto de alimentos hechos de la manera más orgánica posible.

Junto a su compañera Isabella y un equipo itinerante, como ella misma denomina, ya lleva casi un año completo trabajando y llevando a hogares quesos vegetales, elementos dulces como bolas de brownie, y también galletas en base sólo a verduras. Conoce más en la entrevista:

– ¿Cómo surge su proyecto?

Partió ahora el 2020, por una invitación de Braulio de Pan Batido, debido al cierre de los restaurantes. Antes de eso hacía talleres. Nace por esta reinvención que nos tocó a muchos con la pandemia.

Anteriormente me relacionaba desde talleres de fermentados y encurtidos, o técnicas de conservación de alimentos. Con el tiempo fui ampliándolo a talleres de cocina basada en plantas. Ahora llegamos con delivery de manera semanal a comunas desde Olmué a Valparaíso.

 

– ¿Qué es lo que quieren transmitir en torno a la alimentación? ¿Cómo nace esta inquietud?

-Desde muy niña que me encanta cocinar. Cuando vivía en Valparaíso me di cuenta del valor que tiene la alimentación como un aglutinador social, cómo desde la comida tú puedes reunir a la gente, marcar un ánimo en un grupo de personas. El rol que tiene la comida que te puede sanar, o también enfermarte. Es algo delicado y poderoso, pues puedes encantar a la gente a través de los alimentos.

Desde ahí transité un poco en este camino de alimentar a otros. Y empecé a cuestionar con qué y de qué manera cocinar. Hasta hoy trabajar con alimentos basados en plantas que alcancen desde omnívoros hasta veganos.

 

– ¿Cómo ven la recepción de la gente ante la comida vegana como la que ustedes hacen?

-Con la Despensa es súper buena la recepción, nunca me plantee hacer productos para vender, pero me sorprendí de la reacción de la gente.

 

 

 

– ¿De qué manera surge la vinculación con Radio Tsonami y cómo ha sido esa experiencia de hacer el segmeto “Comer es el mejor país”? (Se transmitió cada sábado durante el pasado mes de enero).

-Cuando yo vivía en Valparaíso conocí al Festival haciendo los almuerzos, y ahí entablamos una relación de trabajo larga. Y este año volví a trabajar con ellos para la edición especial, y me invitaron a cocinar un par de días. La invitación fue muy abierta, una apertura de que pudiese experimentar con apoyo técnico. Así comenzamos a experimentar entre entrevistas, paisaje sonoro y todo vinculado al territorio de la Región.

 

– ¿Qué les inspira?

-La soberanía alimentaria, la naturaleza, lo que hay en cada territorio que visito es mi inspiración siempre. Me gusta estar afuera y observar, cómo se pueden transformar los alimentos, qué hay disponible en cada territorio. Por ejemplo eso me inspiró a hacer las cortezas estacionales de los quesos de avena, que han ido variando desde el kimchi hasta ortiga, según los recursos que tenga en mi casa, o en los lugares donde voy.

-Intento tener siempre un vínculo con el lugar donde estoy parada, y creo que es importante que revisemos qué kilometraje tiene lo que nos metemos a la boca, que es algo que no nos cuestionamos usualmente. Qué es lo que tenemos disponible, que tenga menos huella de carbono.

-Además hay muchos alimentos, que por ignorancia o moda, se han dejado de consumir, e igual son super nutritivos y ricos y de acá mismo, y probablemente los antepasados los consumían. Me gusta investigar y recuperar aquello que se ha perdido.